La ría del Eo cumplirá mañana su primer mes cerrada al marisqueo de moluscos bivalvos a consecuencia de la marea roja que está afectando a todo el Cantábrico. Los principales perjudicados por esta situación son las dos empresas dedicadas a la ostra y que, tras acabar el remanente que tenían en la depuradora, se han quedado sin producto para la comercialización.

"Económicamente es un trastorno", reconoce Nuria Núñez, de Acueo, que el viernes pasado agotó todo el producto. No obstante, explica que este tipo de fenómenos constituyen "uno de los riesgos de nuestra actividad; tampoco es una catástrofe". En términos similares se expresa la bióloga María Antonia Fernández, de Ostrastur: "Ya nos está afectando a la comercialización, así que a ver si no se alarga mucho".

Aunque la toxicidad se mantiene en el estuario, según los resultados de la última analítica efectuada sobre la ostra y el mejillón, lo cierto es que los niveles se han reducido con respecto a la semana pasada. En este sentido, los ostricultores se muestran esperanzados con que la semana que viene sea posible reabrir el estuario. "Las mareas de estos días son bastante grandes y eso ayudaría a limpiar, pero habrá que estar pendiente porque la mancha está por todo el Cantábrico", apunta Fernández. Añade Núñez que, en caso de reapertura, su empresa intentará "ser lo más ágil posible para poner otro lote en el mercado".

El Centro de Experimentación Pesquera de Castropol remitió ayer una nueva partida de ostra y mejillón al Instituto Tecnológico para el control del medio marino de Galicia (Intecmar), de Vilagarcía de Arousa (Pontevedra). Los resultados se conocerán previsiblemente el próximo lunes. Cabe recordar que cuando se produce un positivo por biotoxina es necesario obtener dos negativos consecutivos para autorizar la apertura del estuario afectado.

Aunque este episodio se está prolongando durante muchos días, los profesionales hacen hincapié en que se trata de un fenómeno natural que en otras rías como las gallegas es de lo más habitual. "Esto en Galicia es habitual, pero aquí hacía muchos años que no ocurría. No hay nada que hacer más que estar pendiente de la evolución natural", precisa María Antonia Fernández.

El último fenómeno de marea roja en el Eo se remonta a 2011 y en esa ocasión el estuario cerró durante menos de una semana. La biotoxina obliga a prohibir la comercialización y el consumo porque es peligrosa para los humanos, pero en ningún caso afecta al crecimiento y estado de los moluscos, de ahí que la actividad se pueda retomar con normalidad una vez los análisis indican que los niveles de toxicidad han vuelto a la normalidad.

Los ostricultores no pueden extraer producto de la ría estos días, pero sí pueden trabajar en las zonas de cultivo. En este sentido, precisa Nuria Núñez, este parón les ha permitido hacer tareas de mantenimiento. "Las ostras exigen cuidados y ahora aprovechamos para hacer tareas pendientes", explica. En su caso, estos días se han dedicado a desdoblar la última semilla plantada en septiembre. Aunque aún no tienen la certificación, llevan desde finales de 2016 trabajando con semilla ecológica.