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LIDIA AMAGO | Presidenta de la Sociedad Asturiana de Beneficencia en Cuba

"Debe darse a los emigrantes la opción de pisar su tierra por última vez"

"Mucha gente ayudó desde Cuba con escuelas y otras obras, y ahora están allí abandonaditos, solos"

Lidia Amago, en As Quintas (La Caridad). G.G.

La franquina Lidia Amago, natural de la parroquia de A Braña, tuvo que emigrar con 18 años a Cuba. Había perdido a su madre a causa de la enfermedad, y su padre estaba en el país caribeño. Hoy, Amago preside la Unión de Naturales de El Franco en La Habana, con 700 socios, y la Sociedad Asturianas de Beneficencia, con 1.600. Por su compromiso con la comunidad asturiana en la isla, Amago fue distinguida con el noveno premio "Emigrante del año", que entrega la Asociación para la Integración y Asesoramiento de Emigrantes Retornados del Principado de Asturias (APIAERPA).

- ¿Qué siente al recibir esta distinción?

-Una emoción grandísima. Yo me siento la persona más feliz del mundo. Ahora estoy más comprometida que nunca con Asturias y con las sociedades asturianas que están allá.

- ¿Siempre ha mantenido ese sentimiento de pertenencia?

-Siempre siempre, sí. Uno no se olvida nunca. En los mejores momentos que pueda estar pasando se compara con lo que hay aquí, si esto o aquello se parece o es igual. Se añora a la familia, a las amistades, a la gente con la que fui a la escuela corriendo.

- ¿Cómo llegó a ser tan activa en sociedades asturianas?

-En los primeros años que yo llego a Cuba, y veo que no puedo regresar, empecé a analizar y pensar, para incorporarme al sistema de vida y las costumbres de aquel país. Y estuve muchos años que sólo me dedicaba a trabajar, a mis hijos y a mi casa. Mi padre siempre estuvo en las sociedades y cuando enfermó, y estaba grave, me pidió que yo no abandonara nunca, que me mantuviera. Y entré como vicepresidenta, ahí empecé. Fue como el que enciende una hoguera donde sólo había una brasita, y ahí comencé a luchar. Y voy a seguir hasta que me muera, porque me siento muy feliz con las sociedades, cuando hacemos una reunión, una actividad... No me puedo separar de las sociedades, aunque tenga 45 minutos de viaje hasta La Habana.

- ¿Cómo funciona la Sociedad de Beneficencia?

-La Sociedad de Beneficencia no puede hacer actividades ni comidas. Sólo beneficencia. Cuando tenemos un enfermo, resolvemos la situación con una silla de ruedas, un medicamento, o le pasamos un dinero, que son cincuenta pesos al mes, que lo agradecen mucho. La Sociedad de Beneficencia era rica; ahora no tiene nada, solo la subvención del gobierno de Asturias para reparaciones y las cuotas de los socios.

- Hay muchas sociedades de municipios asturianos allí. ¿Cómo se encuentran?

-Por ejemplo, está la de Boal, cuyo presidente se llama Armando Lázaro, que es una persona muy activa, luchadora y preocupada. También el de Luarca, Ramón Santamarina, que es vicepresidente de la Sociedad de Beneficencia Asturiana, y es un asturiano peleón, como yo. Y así tenemos un montón más de personas que destacan en esa lucha por los socios y por las sociedades.

- ¿Cómo es ese primer regreso a la tierra de uno?

-Nunca voy a olvidar que, viniendo en el avión, cruzamos una parte de Portugal. Y a mí se me empezó a apretar el pecho que pensé que me moría en el avión, hasta que rompí a llorar. Cuando vi a España, no era la España mía, no se parecía en nada. Y llego a Asturias, y menos, y en el lugar en el que me crié también había muchos cambios. Muchas viviendas estaban cerradas, porque la gente había mejorado de vida. Pero sí sentí el cariño de todos los familiares y amigos, como si nunca me hubiera ido de aquí. Estuve viniendo por el Imserso cada dos años, hasta que lo retiraron, y después comencé a venir cada tres años por mi cuenta.

- ¿Cómo ve al nuevo presidente de Cuba, con raíces asturianas?

-Vamos a ver si nos ayuda un poco, con toda la serie de problemas que hay allá. Es gente muy seria, y tengo confianza en él. Trabajé en Gobierno Popular durante 8 años y conozco su labor como dirigente, hasta su llegada a ser presidente. Es una persona sencilla, del pueblo. Yo tengo fe.

- ¿Qué demandas tienen los asturianos que están en Cuba?

-Los asturianos lo único que quisieran es que el gobierno de Asturias hiciese un esfuercito y tratara de ayudar a todas aquellas personas que, queriendo regresar por añoranza, no hayan podido. Hay muchas dificultades para financiar esos vuelos. Ahora está totalmente paralizado este tipo de salidas. Esos viejitos no son tantos; se trata de personas mayores de 65 años y que nunca hayan venido. Debe haber pocas, pero debería dárseles esa oportunidad de venir y pisar su tierra por una última vez.

- ¿Qué le diría a la gente que tiene familiares en Cuba?

-Que mantengan esas relaciones, que se mencionen en algún lado; ellos siempre están esperando noticias de su tierra. Y máximo ahora, que hay tantas dificultades allá, siempre están aguardando. Muchos emigrantes aportaron, en los primeros años, mucho a su tierra, con escuelas y otras obras. Han hecho mucho. Y ahora están allí abandonaditos, solos. Bien podría la familia viajar para recuperar las cenizas, y devolverlas junto a sus seres queridos. Lo que sea. Ellos ayudaron cuando pudieron.

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