Los escolares del centro público de educación básica Aurelio Menéndez de San Antolín de Ibias vivieron un encuentro con once antiguos alumnos del colegio de diferentes épocas que les acercaron a sus recuerdos en su etapa escolar y al futuro que se encontraron una vez finalizados los estudios obligatorios.

Todos coincidieron en desatacar su paso por el colegio ibiense como una de las etapas más entrañables de las vividas. De su recuerdo rescataron el trato familiar que encontraron en el colegio, la libertad de vivir en un lugar pequeño en el que todo el mundo se conoce y las múltiples actividades que siempre se desarrollaron en el centro, desde crear una emisora de radio y tener un equipo de televisión hasta el programa Ibias, lenguas y culturas en el que se enmarcó el acto de ayer, moderado por LA NUEVA ESPAÑA.

"Ahora estaréis deseando iros, pero cuando lo hagáis lo echaréis de menos", señaló Laura Álvarez. De hecho, las exalumnas más jóvenes presentes en la mesa redonda confesaron volver a Ibias cada fin de semana o como mucho cada dos. Porque la escuela del pueblo nunca se olvida.

Para los que también estuvieron en la Escuela Hogar, el apego al centro aún es más intenso. Marta Armesto, que finalizó sus estudios hace 13 años, aseguró que sigue considerándolo su segunda casa. Los invitados hicieron hincapié a los alumnos en que nunca deben olvidarse de sus raíces. "Tendréis que salir de aquí y seguir luchando pero nunca debéis renegar de ser de Ibias, aunque tengáis que explicar en un mapa dónde está", señaló Sandra Linares. De los once participantes, sólo uno de ellos hizo su vida en Ibias al acabar sus estudios. Fue José Ramón López que explicó que su mentalidad siempre fue la de poder trabajar en Ibias y quedarse en el concejo, ahora si se plantea dejar su tierra será para dar a sus hijos, estudiantes de sexto de primaria, la oportunidad de continuar sus estudios.

Otros participantes ven difícil poder volver a trabajar al municipio aunque tampoco todas lo descartan totalmente. "Ibias está limitado profesionalmente, pero también está en nuestras manos hacer algo como exigir que se implanten módulos y que no esté tan aislado social y laboralmente", apuntó Laura Álvarez. Ana María López confía en que en un futuro no muy lejano las nuevas tecnologías e internet permitan desarrollar todo tipo de profesiones desde cualquier punto, y reivindicó la redistribución de la población en contra de su concentración en las zonas urbanas.

Placer Cuervo, estudiante de Química, se conforma con encontrar un trabajo que le quede cerca "para poder volver a menudo" y Ana Belén Díaz se plantea la vuelta al pueblo una vez se jubile. Marta Armesto espera que sigan naciendo niños en el concejo -es maestra de infantil- para poder regresar a Ibias porque para ella lo ideal sería "pasar de lunes a viernes aquí y el fin de semana irme a la ciudad si me apetece". Categórica fue María Díaz, que aseveró que "me resisto a pensar que sea imposible volver a Ibias, el modo de vida que existía se acabó, pero somos muy pesimistas en general y creo que una persona con fuerza de voluntad puede hacer algo aquí".

Los exalumnos demostraron a quienes les siguen que su formación no tiene nada que envidiar a la de quienes estudian en las ciudades y les instaron a formarse en lo que realmente les guste.