Al filo de las diez de la mañana, una fina pero persistente lluvia hizo su aparición en Castropol. El agua, lejos de ser un problema para las alfombras florales del Corpus Christi, realzó sus colores, haciéndolos más vivos, subrayando aún más la belleza de estas composiciones artesanales. El orbayo, eso sí, dio un respiro minutos antes de comenzar la procesión, lo que, unido a la ausencia de viento, completó un día "redondo" para una celebración que tiene la vitola de interés turístico regional. No en vano, fueron muchos los visitantes que no se quisieron perder esta gran conjunción de arte efímero.

Los vecinos de Castropol se afanaron durante toda la jornada del sábado para tener a punto las alfombras, en las que llevan trabajando meses. El buen tiempo permitió que prácticamente la totalidad de las creaciones que decoraron las calles de la villa estuviesen listas a medianoche, y tan sólo necesitasen unos retoques de última hora. Una situación calificada como "excelente" por los impulsores de esta tradición.

"Este año ha sido mejor que años anteriores. La lluvia que cayó viene genial, hace que no se muevan los pétalos, y que brille más", explica Maite Muiña, presidenta de la asociación cultural "El Pampillo", encargada de realizar parte de las alfombras para esta fiesta. "Se hicieron todas del tirón, y también quedamos muy contentos con la llegada de visitantes, con más gente que nunca. Fue redondo", destaca.

Este año, por caer temprano en el calendario, el Corpus Christi no pudo contar con pétalos de hortensia, una de las flores más utilizadas. Sin embargo, sí que se utilizaron otras como pampillo, rosa y margarita. "Algunas nos costó conseguirlas, pero al final todo salió bien", dice Muiña, que destaca la colaboración de todos los vecinos y añade que los niños de la localidad también han tenido su participación.

Otro de los vecinos implicados en esta tradición artística, Ovidio Vila, incide en el uso que se ha dado este año a la cascarilla de arroz en las diversas alfombras compuestas, así como hojas de ciprés y virutas teñidas. "El día para las alfombras está ideal, inmejorable. La lluvia ayuda a destacar los colores", asevera.

Desde diversos puntos de Asturias se acercaron hasta Castropol decenas de autobuses cargados de curiosos con ganas de disfrutar y vivir de cerca esta colorida costumbre. Es el caso, por ejemplo, de Mari Luz González Albuerne, de Muros de Nalón. "Es la primera vez que venimos, y quedamos alucinados. Es muy bonito. Las veo todas tan bien que no sabría cuál escoger. Son una maravilla", declaraba, poco después de llegar a Castropol.

En la misma línea se expresó Jaime García Álvarez, de Oviedo, que calificó como "maravilloso" el trabajo de los vecinos de la localidad castropolense. "La verdad es que es una auténtica obra de arte, digna de ver, con todo el trabajo que les ha llevado. Esperamos que el tiempo no nos estropee esta genialidad", dijo, mientras caminaba entre colores.