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María la avellanera, eterna en El Acebo

Cangas del Narcea homenajea a la popular vendedora del santuario como “referente máximo” de la lengua y la cultura locales

María Álvarez, tras descubrir la placa en compañía del alcalde cangués, José Víctor Rodríguez, y del director de Política Lingüística del Principado, Antón García (de espaldas). | Reproducción de T. Cascudo

“Ha quedar aiquí, en L’Acebu, súa casa, esti retratu indeleble d’una persona que, más que símbolu, yá unu de los referentes máximos de la nuesa l.lingua ya cultura”. Así reza la placa que desde este sábado recuerda para siempre en el santuario a María Álvarez, más conocida por “María la avellanera o la platera”, la popular vendedora de El Acebo. El homenaje a la canguesa, que el pasado 22 de marzo cumplió 91 años, puso el broche de oro a la XIII Sumana de las L.letras Asturianas de Cangas del Narcea.

Asistentes al acto celebrado ayer en El Acebo. | Reproducción de T. Cascudo

“No lo merezco. Muchas gracias a todos”, espetó la homenajeada nada más destapar la placa con su fotografía. Se ubica frente al puesto de venta de avellanas y recuerdos del santuario que regentó durante más de sesenta años y que ahora gestiona su nieta Marta. “Que la Virgen del Acebo nos acompañe a todos”, repetía Álvarez ante cada regalo y muestra de cariño que recibió ayer en la que fue prácticamente su casa durante tantos años.

“Lo vivió muy nerviosa y emocionada. Estaba abrumada y desbordada, pero disfrutando a tope del día”, señaló su nieta y ahijada Liliana Álvarez, muy orgullosa del reconocimiento. “En Cangas ya recibió muchos homenajes, pero este es el primero en El Acebo. Aquí está la santa y ahora mi güela”, subrayó Álvarez, quien contó que la matriarca de la familia, con buena cabeza pese a algún que otro problema físico, sigue subiendo siempre que puede a El Acebo.

María Álvarez no tuvo una vida fácil. Natural de Villarino de Limés, ahora reside en Fonceca, muy cerca del santuario donde trabajó la mayor parte de su vida. Perdió a su padre siendo niña y enviudó dos veces, la primera con tan solo 21 años. Desde bien joven se dedicó al comercio ambulante de la avellana por las fiestas de la zona, hasta que le concedieron el puesto en el santuario donde se convirtió en uno de los personajes más carismáticos y queridos de Cangas. “Una mujer con una capacidad de superación, una fuerza y una vitalidad incuestionables”, señala la placa que reconoce su papel como transmisora de la cultura y la tradición oral.

El alcalde cangués, José Víctor Rodríguez, señaló que “en España hay muchos santuarios, pero ninguno como el de El Acebo”. La diferencia, dijo, no solo la marca la santina, sino también la presencia de María “que ha dedicado su vida a este espacio, a cuidar y a trabajar por este lugar”. El regidor, acompañado del director de Política Lingüística, Antón García, agradeció a la avellanera su forma de ser y el amor que ha dado a las generaciones de cangueses que han pasado por El Acebo. “Sin ella este santuario no hubiese sido nunca lo mismo. Ella nos vio nacer y crecer. Sus avellanas, cintas y rosquillas fueron siempre signo distintivo del lugar. Gracias María. Tu pasión y devoción por El Acebo y su Virgen han hecho a Cangas más grande”, añadió el Alcalde.

Más que un homenaje, lo de ayer fue una fiesta en toda regla donde no faltaron ni el ramo ni la misa, ni mucho menos la música tradicional con la participación de diferentes grupos de la zona: la sección tradicional de la Escuela de Música, El Bail.le, Lo Nueso y Xeitu.

La Semana de las L.letras, promovida por el Servicio de Normalización Lingüística de Cangas del Narcea, se abrió el viernes 13 y se cerró ayer con el ya tradicional homenaje a una persona transmisora de la lengua y la cultura asturiana. El Acebo se llenó de gente para homenajear a María Álvarez.

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