Conchita ha sido la única participante de 'Cámbiame' que tras ser elegida por los estilistas ha acabado a disgusto con el cambio que le han realizado.

Su actitud ha afectado mucho a los tres estilistas del programa, que acabaron boquiabiertos y sin entender lo que estaba pasando. Tanto molestó el comportamiento de Conchita a Cristina Rodríguez que acabó dando un discurso de lo más sincero y visceral y que provocó que Marta Torné rompiera a llorar.

Y qué decir de Pelayo, el cual había puesto su fe y sus ganas en Conchita para al final acabar viendo como tiraba por la borda un trabajo casi exquisito. Pero, ¿qué ha ocurrido en el plató de Cámbiame?

Conchita llegó al programa para contar su situación. Se definió como una mujer de clase alta que tras ser abandonada por su marido se tuvo que acostumbrar a vivir con 400 euros al mes renunciando a todo lujo y comodidad. La pobre Conchita confesó que solo tenía un vestido para todo, para ir a pedir trabajo, para ir a dar una vuelta, para ir a comprar el pan...

Pero ya se intuía que la cosa no acabaría bien debido a las primeras frases que pronunció: "Mi vida ha sido muy cómoda, muy fácil, muy acomodada porque mis padres han tenido un nivel alto" y que su padre era el que le daba dinero hasta que se murió y su madre le cortó el grifo.

Pelayo no se cortó y le repochó su actitud "clasista", un calificativo con el que coincidieron muchos tuiteros. El estilista al querer indagar más sobre la historia de esta mujer, descubrió que no se equivocaba en comentar que era muy clasista. Y es que esta mujer no encuentra trabajo, pero si le sale uno de limpiadora de casas o de escaleras, no lo haría ya que le parece "denigrante".

Y claro, algo que no ha sentado bien ni a los estilistas ni tampoco a los seguidores del programa. Cristina Rodríguez ha confesado que sus padres "eran muy pobres". "Mis padres no se podían levantar de la cama porque no tenían para comer. Y si mi madre se hubiese quedado sentada en el sofá esperando a que los euros llegaran del techo, yo estaría muerta", comentaba una emocionada Cristina, que hizo llorar a Marta Torné.

Finalmente, Pelayo acometió su cambio de look, eligiendo un vaquero remangado con unos zapatos de salón y un jersey de lana ancho de amplio cuello vuelto, al más puro Isabel Preysler o Naty Abascal. Un cambio que Conchita acabó "detestando".