Demuestra con creces, pese a algunas cosas discutibles, las virtudes narrativas del director catalán afincado en Hollywood Jaume Collet Serra, que ya había dejado muestras de su categoría al respecto en títulos como La huérfana e Infierno azul, y certifica la consistencia de ese equipo de profesionales de la pantalla que han creado el propio director junto al actor Liam Neeson y el productor Andrew Rona, plasmado hasta el momento en tres películas: Sin identidad, Sin escalas y Una noche para sobrevivir.

La cuarta que ahora nos llega, El pasajero, se mueve en parecidos parámetros, si bien algunos reparos, sobre todo la falta de credibilidad, le privan de convertirse en un modelo de cine de intriga y de suspense. Pero tiene alicientes para que el espectador se mantenga en filo ante la pantalla durante 105 minutos. Si algo resulta patente no es otra cosa que las influencias del cine de Hitchcock, que demuestran la vitalidad de una obra plenamente vigente y con elementos propios de una historia contada casi siempre en tiempo real.

Collet-Serra ha reparado, en concreto, en Con la muerte en los talones y Extraños en un tren, aunque también hay influencias de El hombre que sabía demasiado. Contando con este factor y con el elaborado guión de Byron Willinger y Philip de Blasi se habían sentado unas bases idóneas en el plano narrativo que hay que elogiar.

Únicamente el desmedido embrollo del relato, como consecuencia de una exagerada tendencia a sorprender al espectador con soluciones imprevistas, provoca que en momentos puntuales el ritmo se altere de forma inadecuada.

Con un Liam Neeson convertido en víctima propiciatoria con contundente capacidad de respuesta, asistimos a la increíble e imaginativa conspiración que sufre Michael McCauley, un empleado de la banca en temas de hipotecas mientras se dirige en tren a su puesto de trabajo a lo largo de una jornada que no puede ser más aciaga. Para empezar es despedido del trabajo como consecuencia de la crisis en una coyuntura decisiva para su hijo que acarrearía la ruina familiar y a renglón seguido una misteriosa y atractiva mujer le hace una tentadora oferta económica que de aceptar, además de ir contra su ética personal, podría acarrear circunstancias imprevisibles.