«Salvo que gane otra olímpica, no habrá una medalla más importante para mí que la de bronce de Pekín». Estas palabras dan una idea de cómo afronta Raúl Entrerríos los Juegos Olímpicos de Londres. Desde el bronce de 2008, el pequeño de los Entrerríos ha ganado con el Barcelona dos ligas Asobal y una Liga de Campeones, además del tercer puesto en el Mundial de 2011 con la selección. Razones para estar muy contento, pero nada que ver con lo que sintió en el podio de China: «De pequeño miraba con admiración los Juegos Olímpicos. Me parecía imposible participar en unos, así que volver con una medalla...».

Antes de que comience el torneo en Londres, Raúl está impaciente por disfrutar de lo que diferencia a los Juegos de cualquier otra competición, sobre todo, la ceremonia de inauguración. «Es algo increíble. En la de Pekín pensaba que podría ser la única vez que disfrutara de ella. Quieres vivir cada minuto, que no se te escape nada. Cuando entras al estadio te quedas boquiabierto, te dan ganas de echar a correr». Más o menos fue lo que hicieron bastantes de los integrantes de la delegación española: «Es complicado contenerse, y todos queríamos saludar a la familia».

Aquel 8 del 8 de 2008 marcó el inicio de dos semanas apasionantes para Raúl Entrerríos y sus compañeros: «Fuimos de menos a más. Nos clasificamos cuartos de grupo y en el cruce nos tocó Corea, que nos venía bien. Sabíamos que era el partido clave para luchar por las medallas y lo ganamos». La derrota en semifinales frente a Islandia no derrumbó al equipo entonces dirigido por Juan Carlos Pastor: «Sabíamos que había que pensar en ganar el bronce olímpico, que para mí es más que en un Europeo o un Mundial».

España afrontó mejor que Croacia aquel partido y Raúl vivió el momento más emotivo de su carrera, acompañado por otros dos asturianos, su hermano Alberto y Rubén Garabaya. Ahora, con 31 años, afronta Londres con la misma ilusión: «Llego con más partidos a mis espaldas, pero, por lo demás, no veo muchas diferencias. Juego en la misma posición que hace cuatro años e intento transmitir la idea del entrenador».

La principal diferencia será que, por primera vez, no tendrá a su lado a Alberto: «Ir con mi hermano era especial, porque es un referente del balonmano y el mejor jugador español de la historia. Ha demostrado tener muchísima calidad». Con todo, Raúl cree que le echará de menos, sobre todo, en lo personal: «Aprovechábamos las concentraciones para estar juntos, porque durante el año apenas teníamos oportunidad».

En lo deportivo, Raúl Entrerríos pasa página convencido de que España seguirá entre los mejores: «Estamos en un grupo difícil, con equipos europeos muy duros, pero estoy seguro de que lo haremos bien. Vamos con el bloque del Preolímpico, con muchísima ilusión y ganas». La clave, una vez más, puede estar en el partido de cuartos de final: «Lo bueno de un grupo tan fuerte es que el cruce puede ser más sencillo. La diferencia entre luchar por las medallas y quedarse fuera es mínima».

Entre partido y partido, cuando la ocasión sea propicia, Raúl espera disfrutar de todo lo que conllevan los Juegos: «Espero poder ir al Estadio Olímpico cuando compitan atletas como Bolt o Isinbayeva. Y también me gustaría ver partidos de la selección española de baloncesto». Espera que la convivencia en la Villa Olímpica le permita codearse con deportistas a los que admira: «En Pekín me hice menos fotos de las que esperaba. A Nadal sólo lo vi un día en el comedor. Me hizo mucha ilusión, porque es un ejemplo de deportista».

Espera unos Juegos bien organizados, aunque la comparación con Pekín será complicada, porque «en China todo el mundo se volcó». Prefiere no plantearse Londres como su último cartucho olímpico, aunque reconoce que por edad «será difícil llegar a Brasil». Una razón más para darlo todo y volver el 12 de agosto a España con una medalla. En caso de conseguirla tiene clara la dedicatoria: «Será para toda la familia y, especialmente, para mi mujer y mi hijo».