El Principado ha anunciado que realizará un estudio del posible trazado ferroviario desde Lena hasta Gijón, es decir, la línea que ha de atravesar Asturias de Sur a Norte cuando a esta tierra lleguen los trenes de altas prestaciones (TAP), que es la categoría a la que nos ha degradado el Ministerio de Fomento en detrimento de la Alta Velocidad en sentido estricto.

El estudio será encargado a los técnicos de la Administración regional y no dudamos de que si se ponen a ello con dedicación e intensidad lo tendrán resuelto dentro de unos pocos meses, a diferencia de esos dos años de plazo que Fomento ha dispuesto al licitar el estudio equivalente, lo que significará que hasta 2009 no se tendrán informes sobre la ruta más conveniente. Ello significa que cuando los túneles de Pajares estén perforados, aún le quedará al nuevo trazado ferroviario asturiano un considerable tiempo de decisiones y de ejecuciones.

Esto ya lo hemos calificado en otras ocasiones de burla a los asturianos, pues ese plazo de 24 meses nos parece desmesurado y huele a maniobra dilatoria. Estamos seguros de que esto lo percibe así todo el mundo, incluidos los mandatarios del Principado, que, no obstante, callan y otorgan ante Madrid del mismo modo que lo hacen con el peaje del Huerna u otros desprecios.

Ahora bien, si el Principado elabora su estudio en un tiempo razonable, resultaría un enmendarle la plana a la ministra Magdalena Álvarez, quien seguro se enfada una barbaridad, pues es bien conocido su temperamento intratable. Sin embargo, no sólo habría que enmendarle la plana con la estafa del referido plazo, sino con esa reducción a las altas prestaciones a la que hemos aludido al principio, y también con respecto al olvido del AVE del Cantábrico, que dejará a Cantabria y a Asturias como una isla en medio de Galicia, que mira a Portugal, y del País Vasco, que hace lo propio con Francia y el valle del Ebro.

Mucho hay que enmendar, como pueden ver.