Hoy es un día espectacular en mi querida Argentina, donde podría disfrutar del sol, la ciudad y, en estas épocas de calor, de la playa y el mar, y desentenderme del mundo, como si nada existiera.

Pero no puedo, porque en la carpeta de mi vida hay capítulos vividos en diferentes lugares, queridos como mi propio país. Por eso te visito tan a menudo, mi Gijón querido, porque estás lleno de amigos a los que extraño y quiero, son muchos, de verdad, Paula, Begoña, José, Balbino y Ema, Alejandro, Sonia, Julio, Miguel y Eva, Armando y Tere, Félix y su señora, mi mama segunda, Dioni, Mario, Quini, Anita, que me cobijo en el hotel Don Manuel tan bien y con tanto cariño, y la lista sigue, son muchos, pero muchos más.

Pero cuando recibís un llamado y atendés, escuchando del otro lado ese asento tan agradable que me acompañó en Gijón durante casi tres años, querés empezar a hablar de si está nevando, si el Sporting tiene posibilidades de ascender, si hay algún nuevo integrante de la familia o si voy a recibir de Gijón alguna visita querida.

Pero no, esta ves, ese asento agradable tenía tono de tristeza, como sabiendo quien me hablaba que lo que me comunicaría causaría en mí la misma tristeza y pesar que expresaban sus palabras, y así fue, un rey mago, como lo conocí por primera ves, un compañero de café como el que algunas veces compartimos, un periodista de ley y un gran amigo, Dioni, como lo solía llamar, se fue.

La tristeza es mucha y sólo trato de pensar en todos los momentos que compartimos, de lo buena gente que sos conmigo, sí, que sos, porque nunca saldrás de esa lista de amigos que uno tiene mas presente, ya que no se puede hablar de gente como vos en tiempo pasado, porque tus valores, tus ideales y tu censilles son lo que yo pretendería para todas las personas que tenga oportunidad de conocer y tener de amigo.

Como diríamos en nuestro país, un bohemio querible, presto a dar una mano siempre a los amigos y siempre desinteresadamente, poniéndole la oreja a quien tenía necesidad de ser escuchado mientras acariciaba su larga barba como signo de reflexión para hacer la mejor pregunta o dar su mejor consejo. Si supieras lo cerca que me hacías sentir cuando estaba tan lejos, saludándome con un «qué haces, pibe» o un «che», eso, maestro, yo no lo olvido.

Es por eso, Dioni, que te digo que siempre vas a estar presente en mí, en tu familia y en todos los que te queremos.

Por eso, amigo, no quiero despedirte, si realmente para mí siempre estarás aquí.

Simplemente pedirte que en donde te encuentres me mandes tu dirección de mail, para escribirnos de amigo a amigo.

El argentino Hugo Pérez es ex futbolista del Sporting.