Hace unos días se presentaba en Oviedo un nuevo informe sobre el cambio climático y su influencia directa en el ascenso de la temperatura terrestre. La advertencia es clara: en los próximos cien años la temperatura aumentará entre cinco y once grados en función de la zona y de la época del año. Este aumento vendrá acompañado de un descenso de la pluviosidad, las lluvias pueden disminuir hasta un 40 por ciento, afectando en los meses de invierno al sur de España y en verano a todo el país; imagínense la posible sequía. Según este mismo informe, en los últimos 25 años la temperatura atmosférica se ha incrementado en 1,7 grados por década y en 1,5 en las aguas superficiales de los océanos, lo que a día de hoy ya ha supuesto graves consecuencias para la fauna marítima. Ésos ya son datos reales y contrastados.

Estos demoledores vaticinios, y apuesto a que si no se corrige la tendencia serán una clara realidad, tuvieron su contrapunto en los informativos de Telemadrid, donde recientemente emitían una noticia en la que se negaba el cambio climático facilitando informaciones poco veraces de una página web de dudosa credibilidad que desarrolla la teoría del supuesto enfriamiento global.

Lo que ha hecho Telemadrid y hace habitualmente algún periodista radiofónico de la misma idea es ridiculizar las nefastas consecuencias del cambio climático, dando crédito a las arriesgadas y poco fundamentadas teorías que sólo son una descalificación global y se parecen mucho a las que en su momento argumentaron algunas industrias cuando negaban sus impactos nocivos sobre la salud o el medio ambiente. Estas noticias son la escenificación mediática de ciertos sectores que desde sus tanques de pensamiento, compuestos en su mayor parte por economistas y tertulianos pero nunca por geógrafos ó climatólogos, arremeten contra el Protocolo de Kioto y lo malpresentan como un enemigo del desarrollo económico, cuando realmente el cambio climático puede ser culpable precisamente de lo contrario, de coartar un normal desarrollo de muchos países, y si no, ¿en esos foros alguien se paró a pensar que el aumento del precio de los cereales también puede deberse a que ya no llueve como antes?

También se sitúa como importante el comportamiento individual, ya que, según estimaciones, el 65% de las emisiones es responsabilidad de los llamados sectores difusos, que aumentarán en los próximos años la demanda energética mundial en un tercio y, por tanto, las emanaciones de CO2. Queda patente, por tanto, que contra el cambio climático todas las personas tenemos mucho que hacer, con pequeños gestos al alcance de nuestras manos, y de forma literal, puesto que apagar luces que no son necesarias o cerrar el grifo para no despilfarrar agua contribuye decididamente a que el «colectivo difuso» aporte algo de forma modesta pero importante para frenar el cambio climático. ¿Tanto nos cuesta ayudar a cuidar el planeta?

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