En Avilés y una mañana de mayo, cogí mi MP3 y me fui a pasear. Me fui subiendo la ría que sabrá su señoría, que es puerto de mar.

Y metido por tan húmedo sendero topéme con un conocido ovetense, que me confidenció que están a punto de concederse las necesarias licencias para perforar, por tierra y mar, a la busca y captura de bolsas de petróleo.

No es ningún secreto que desde hace tiempo se vienen haciendo prospecciones, las últimas a cargo de Repsol. No hace todavía tres años, los sondeos esperaban confirmar bolsas de dicho combustible con una capacidad de 7.000 barriles diarios.

Pero es que ahora es Hunosa -y esto ya son palabras mayores por circunstancias que no escapan a nadie- una de la dos empresas que opta a una concesión del Ministerio de Industria para iniciar nuevamente la búsqueda de petróleo en Asturias, parece que a propósito de nuevos y desconocidos datos técnicos. El asunto cobra una dimensión tremenda, a mi entender.

La zona a explorar y en la que existen indicios de presencia de hidrocarburos es conocida por los expertos como «Operación Villaviciosa» y dibuja un rectángulo de 43.533 hectáreas que abarca a los concejos de Cabranes, Colunga, Gijón, Nava, Parres, Piloña, Sariego y Villaviciosa.

Quizás debamos ir preparándonos frente al dilema, tan propio de Asturias, del progreso brutal, por repentino y mastodóntico. Guardamos durante siglos un tesoro fósil: el carbón. Lo encontramos, explotamos y ahora ha caído en desuso, por su calidad. ¿Por qué no creer que el cofre guardaba más? Por ejemplo el petróleo que ahora, acabada la hulla, tanto busca Hunosa, por ejemplo.

La situación actual supera a lo que pudo soñar aquel gijonés detector de riquezas ocultas llamado Gaspar Melchor de Jovellanos y al que Goya dejó retratado en pose melancólica.

Pero Palacio Valdés, en su obra «La aldea perdida», repelió el precio de ese progreso. También las asociaciones ecologistas lo hacen, por motivos que en el fondo son los mismos que argumentó el universal escritor asturiano.

Si todo esto se confirma, Asturias está ante uno de los momentos clave de su larga historia. Parece, según mi comunicante, que las reservas de hidrocarburos que se pueden encontrar abastecerían a España entera.

Sería una nueva reconquista. Pero ésta, económica. O sea: de las de te lo juro por mi madre.

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