Cuando leí la noticia de que la Alcaldía riosellana proponía tirar la rula para hacer aparcamientos tuve que mirar el calendario para ver si era el Día de los Inocentes, pero no lo era. Y tampoco me pareció que fuera una propuesta inocente sino bastante intencionada, aunque ya veremos hasta dónde llega su calado y recorrido. El hecho de que IU, socia en el gobierno municipal, se haya enterado por la prensa de la propuesta del Alcalde (y que haya declarado inmediatamente su oposición a la idea) revela dos cosas importantes: una, que no hay coordinación real en la acción de gobierno, lo cual no es una novedad, pues cada una de las partes parece funcionar de manera independiente hasta el punto de dar la sensación de que existen dos ayuntamientos paralelos y dos órganos de gestión independientes. La otra cosa que queda de manifiesto es que desde el PSOE local se decide lanzar una propuesta de gran calibre al margen de su socio de gobierno, lo que da pie para que se disparen las hipótesis de un posible distanciamiento (estratégico) de los socialistas con respecto a IU o incluso de un acercamiento (táctico) al PP como forma -un tanto maquiavélica- de poner freno al protagonismo creciente de IU. La estrategia general del PSOE, pues, sería la de desmarcarse de IU, para lo que recurriría a la táctica de ir acercándose al PP. La sorprendente -por lo amable- acogida de la propuesta por parte del PP no haría sino abonar esta hipótesis, que podría no ser tan descabellada como parece. El tiempo lo dirá.

Lo que no han dudado en decir los riosellanos, y así se lee en la prensa y se oye en la calle, es que no quieren ni en broma que se tire la rula. Según la propuesta del Alcalde, se derribaría la rula y los almacenes pesqueros para levantar una gigantesca plataforma de 2,5 metros de altura y 7.000 metros cuadrados de superficie (un verdadero mamotreto) para alojar en su interior 400 plazas de aparcamiento. Por lo visto, en Sanxenxo han hecho algo así y están muy satisfechos, pues seguramente allí encaja una obra así, aunque no veo la necesidad de imitar en Ribadesella algo tan agresivo, un búnker que irremediablemente va a ocultar por completo toda la fachada marítima que ocupa hoy el muelle pesquero. Pienso que habría que seguir buscando ejemplos a imitar, preferentemente aquellas iniciativas que respeten el paisaje y la fisonomía del puerto, como podría ser un aparcamiento subterráneo bajo el paseo Princesa Letizia (sin modificar la rasante, claro), o bien en el Campu les Rolles (como proyectaba el PP) o, incluso, en el entorno de la calle Palacio Valdés, como decía IU en su programa.

La guinda de esta propuesta es el derribo del edificio de la rula. No me cabe en la cabeza tanta insensibilidad (e insensatez) por parte de un gobernante local y de los políticos regionales que la ven viable, y me refiero a Francisco Buendía y Julián Bonet, máximos responsables de Infraestructuras y Transportes del Principado. La rula, por si alguien aún no lo sabe, no sólo es la sede del gremio de los pescadores, sino uno de los máximos iconos de la era contemporánea en Ribadesella, una joya de la arquitectura racionalista de los años treinta. Se proyectó durante la II República y fue el alcalde Ramón Fernández Ruisánchez, amigo personal del presidente Lerroux, quien consiguió los fondos en 1932 tras una visita de una comisión local a Madrid, donde fueron atendidos por el subsecretario de Obras Públicas, el socialista ovetense Teodomiro Menéndez, quien sería agasajado con un homenaje en Ribadesella en 1933. La rula, diseñada por el arquitecto municipal Manuel García y construida por José Ramón González, se inauguró por el nuevo alcalde, Gregorio Fernández, en 1936, en vísperas de la guerra civil, y tras la entrada de los nacionales en octubre de 1937 sirvió de prisión para los republicanos que se quedaron en la villa. Por muchas razones este edificio tiene un profundo significado sentimental para los riosellanos, así que cualquier propuesta política que insinúe el derribo de tan poderoso símbolo puede reventarle en la cara a cualquiera, pues hay tácticas (y estrategias) que las carga el diablo.