Manifestación de militantes y votantes del PP en la calle Génova de Madrid para pedir la dimisión de Rajoy y Gallardón. Y amago de contramanifestación de funcionarios del partido que como se derrumbe el tinglado se van al paro y al pairo frente al horizonte de sinecuras y prebendas propias de vivir bajo un paraguas tan protector.

¿Quién tiene razón? Hombre, ésa no es la cuestión en estos tiempos de relativismo absoluto.

Pero sí es útil saber quién es quién y para eso no hay más que ver lo se dice.

Los amigos del PSOE vitorean a Rajoy y afirman que los ultramontanos del PP lo quieren echar.

Los enemigos de siempre del PSOE dicen que Rajoy quiere echarlos a ellos y que se ha rendido a ZP y a los nacionalistas.

Vayamos a los hechos: Rajoy le dijo a Esperanza Aguirre -que es la que gana elecciones- que se fuera a otro partido y les ha hecho la vida imposible a Zaplana, Acebes y María San Gil, tanto que un referente moral -y campeón de la resistencia- como Ortega Lara acaba de tirar la toalla. Conclusión indiscutible: es Rajoy quien quiere echar a los otros y lo está consiguiendo.

Pero, ¿Rajoy se acerca y hasta se rinde al PSOE y a los nacionalistas?

A mi juicio, el PP se acerca al PSOE tanto como el PSOE al PP, así que por ahí no caben críticas, pero ¿se distancia el PSOE de los nacionalistas como parecía hasta anteayer en que Patxi López se mostró más independentista aún que Ibarretxe? ¿Se acerca el PP a los separatistas como parece a juzgar por los movimientos de los barones?

La cuestión es España. Como siempre.

Cuando el Estado no maneja ya ni la mitad de los presupuestos públicos y los parlamentos regionales pueden vetar al nacional pero no viceversa es que se ha llegado al límite: por eso la gente sale a la calle y más que saldrá porque el modelo tiende a la ruina.