Aprovechando que me han informado de la extorsión a la que Hacienda me somete este año, vía IRPF, iba a consagrar este artículo a cagarme en la Agencia Tributaria -ya sé que se dice defecar, pero no me da la gana-. Sin embargo, voy a hablar de un tema tangencial al asunto de la recaudación -robo, extorsión, atraco, choriceo, bandolerismo, pirateo, saqueo público-, y es: el uso que de ese dinero se hace y que ha escandalizado a IU de no sé dónde, porque este partido es como las hormonas tróficas o no tróficas, una para cada sistema y órgano del cuerpo, se queja de que a una pobre señora que está en silla de ruedas no le dan los monises de la ley de Dependencia, y lo que les parece mal no es esto, sino que, al tiempo, se den subvenciones para que los jóvenes se compren ordenadores; según su interpretación tardo-nacionalsocialista-marxista-socialista-zapaterista-arecista-llamazarista-abertxaleubista-catalanista-bablista?, en definitiva pusilánime, complaciente, de cerviz agachada a conveniencia del sillón y vacía de consistencia, esto está muy mal, los jóvenes no tienen que tener ordenadores, que eso es burgués, exactamente igual que la política que sigue el seudogaleno Llamazares, ¿Qué será del gran Califa? ¡Ése si se vestía por los pies! Con concepciones así, si se rompen un pie dejarán de respirar porque el hueso es más urgente. Claro que falta dinero para culminar la ley de Dependencia, ya se avisó que sería de implantación progresiva, no se puede aplicar de un día para otro, ¡bueno sí! Llamazares, en su sabiduría, lo haría y luego de ahí saldría cualquier «valledorez» vestida de estafermo asturianista y danzando por la Quinta Avenida antes de ir a fartarse al Astoria, restaurante típico de la clase obrera. Tampoco sobra subvencionar el acceso a las nuevas tecnologías; si tanto les ofende y tan contrarias es a sus revisionistas dogmas -disfrazados de rojerío y son más capitostos que los sueños de Rockefeller-, les parecen ¡empiecen por cerrar sus webs y sus e-mails! No creo que falte dinero de una cosa necesaria por ayudar a otra también necesaria, el derroche viene de mantener ingentes estructuras burocráticas de partidos, especialmente molestos e inútiles cuando, por suicidio, cada vez representan a menos ciudadanos y sus políticas no son alternativa alguna, partidos gestionados por adictos patológicos al fracaso -y ahora hablo de la derecha asturiana, que algún día cuando se presente sola a las elecciones sabrá? lo que es seguir perdiendo-, campañas de autobombo y autopromoción?

¿Cómo puede un partido que se ha jactado de haber tenido un director general de no sé muy bien qué que ha dado la vuelta al mundo más veces que J. J. Benítez, y haciendo más o menos lo mismo, permitido que un consejero sin competencias se gastase un millón en un disfraz, permitido que se compraran coches de lujo, escandalizarse y ofenderse porque se dé dinero para que los jóvenes compren ordenadores y accedan a internet, es decir, para que estén en el mundo real y no en el país de las ilusiones como ellos?

Escribo esto porque es verdad, porque no soy de su partido, y no me pueden echar, que es lo que hacen con todos los críticos, por suerte soy de la Secta del Perro; así que, señores de IU, dejen que los jóvenes puedan recibir ayudas, exijan más perras para mejoras sociales, pero eso sí, dos cosas: cuando lleguen los dineros, no los malgasten en mamarrachadas como suelen hacer y, por favor, dejen de lamentar a los muertos del terrorismo en toda España, mientras en el País Vasco apoyan a Eta en los ayuntamientos, que perras hay muchas, pero vergüenza, por lo visto, muy poca.