Quiebra General Motors -una leyenda convertida en pesadilla- y van las bolsas y suben como locas, incluido nuestro Ibex 35, que ya está en máximos del año y no para de escalar con una verticalidad que ni los mismísimos sindicatos españoles.

La ruina del gigante automovilístico estaba descontada, dicen los expertos. Quizá, ¿y la subida en curso?

Se acerca el verano, tradicionalmente bajista, para, ya en octubre, iniciar el clásico rally fin de año. Pero los asesores se están mostrando, con mil eufemismos y juegos de palabras, fundamentalmente optimistas. Y es que el pesimismo no es neutral, agrava la situación, según explica el dogma de la profecía autocumplida. De acuerdo, pero, a su contra, predicar euforia puede convertirse en un timo.

El petróleo y el oro suben con fuerza. Anuncian el fin de la crisis. Bueno, lo anticipan. Pero también se habla de quiebras financieras en Ucrania, Bielorrusia y Moldavia, de la posibilidad de que España salga del euro, de las participaciones preferentes que agitan bancos y cajas -están asfixiados, pero su oferta, ojo, puede acabar en «corralito»-, de la angustia de los asalariados españoles, ya que el 81 por ciento padece insomnio ante el temor a perder su trabajo, y del IESE -la escuela de Campa-, donde consideran que en septiembre estaremos en 4,6 millones de parados y con un índice de desempleo del 20 por ciento.

El 27 de diciembre de 2007 la agencia «Reuters» sondeó a 14 firmas de Bolsa y concluyó: en 2008 el Ibex 35 subirá un 12 por ciento. Pues no, cayó un 40 por ciento. Algunos expertos son ignorantes o timadores o voluntaristas, especie aún más perniciosa que los estafadores. Ahora, de lleno en una crisis pavorosa, puesto que 2009 lleva camino de ser el peor año en el último medio siglo, resulta que el Ibex figura en marcas positivas. ¿Tiene sentido? No, no lo tiene, en absoluto, así que es obvio lo que hay que hacer, además de rezar con mucho fervor a la Esperanza Balesquida.