En 1986 un grupo de nacionalistas vascos colocó un repetidor de señal en la sacristía del santuario de San Miguel de Aralar, en la hermosa sierra navarra del mismo nombre, para hacer llegar las emisiones de la televisión pública vasca a Pamplona, cumpliendo de esta forma el plan del PNV de adoctrinamiento político. Más tarde se instalarían otros repetidores.

Desde aquella fecha los gobiernos de Navarra han venido pidiendo, en vano, que se respete su realidad institucional. La actitud del PNV es coherente con sus principios, según los cuales Navarra y algunos territorios del departamento francés, Pirineos atlánticos, forman parte del «gran Euskadi», de Euskal Herria, y de tal manera que no ha vacilado en apropiarse hasta de los signos de identidad, incorporando al escudo de Euskadi las cadenas heráldicas del Viejo Reyno o forzando la presencia de la ikurriña, en una estrategia que pretende dar viabilidad al montaje mitológico de Sabino Arana.

En sus orígenes el «bizcaitarrismo» sabiniano surgió limitado territorialmente, pero muy pronto los teóricos del nacionalismo ampliaron las coordenadas. Una de las evidencias era que se necesitaba una masa crítica, tanto territorial como demográfica, junto a una identidad excluyente. Utilizando todos los recursos de la política impura, el PNV presenta y sigue presentando Álava, Vizcaya, Guipúzcoa, Navarra, Iparralde, Behe Nafarroa y Zuberoa como integrantes de un solo espacio, la entelequia de Euskal Herria desde una visión unitaria, sin divisiones políticas ni geográficas. En la televisión vasca una referencia a Estella (Navarra) o a Biarritz (Francia) merece el mismo trato que si se tratase de Hernani o Bilbao, tanto para noticias como para actos culturales o deportivos.

Estos días se ha comentado que EITB ha modificado la infografía que utilizaba para la información meteorológica señalando, por fin, los límites legales de Euskadi. La corrección es mínima, pero ha molestado a los nacionalistas, lo cual no debe extrañar si ya pusieron el grito en el cielo por la colocación, momentánea, de una bandera española en la cima del monte Gorbea.

Cuando hasta la previsión meteorológica se utiliza como arma política, hay motivos para pensar lo difícil que resulta restaurar una convivencia pacífica, y mucho empeño van a necesitar Patxi López y Antonio Basagoiti para un nuevo consenso social. Con ocasión del apagón analógico, el Gobierno de Navarra ha reiterado al Gobierno de Vitoria que Euskal Telebista deje de plantearse la conquista televisiva de Navarra, y parece que también las autoridades galas han puesto inconvenientes a tan desaforado anexionismo.

España y el País Vasco tienen demasiados problemas para añadir el debate sobre la infografía en la previsión meteorológica, pero no están demás algunos gestos de respeto constitucional. En Cataluña les resbalan.