Al titular de Fomento, José Blanco, podría caberle el honor de provocar -hermosa paradoja- el retorno a la política de Francisco Álvarez-Cascos, ya que el ex ministro asturiano anda muy mosqueado con la Alta Velocidad ferroviaria que no va a llegar a Asturias.

De hecho, los conceptos son tozudos. Una Línea de Alta Velocidad (LAV) es aquella de nueva planta con características específicas y con doble vía de ancho internacional. LAV es Madrid-Sevilla, Madrid-Barcelona y Madrid-Valladolid, pero ya sabemos que la nuestra morirá en Pola de Lena, ya que desde ese punto hasta Gijón se reformará el trazado actual, con lo que los trenes veloces tendrán que discurrir junto a los mercancías o los cercanías, sobre vía de ancho español. Es decir, no habrá LAV en Asturias, según todos los datos conocidos hasta ahora.

Por su lado, la variante de Pajares, por la que, según el Principado, han de circular ineludiblemente trenes mercantes y de pasajeros, podría quedarse en ancho español, el propio de las mercancías. Además de ello, los AVE de ancho internacional -o convoyes similares- tendrán que cambiar al ancho español al llegar a Lena, ya que habíamos quedado en que no habrá LAV a través del centro de Asturias.

Todo ello quiere decir que Fomento está metido en una ratonera, o nos tiene metidos a nosotros en ella, según se mire. Primero, al negarle a esta región el mismo acceso que a otras. Repetimos una pregunta muy sencilla: ¿hubiera admitido Barcelona que los AVE le llegaran por las mismas vías que sus trenes de cercanías? Impensable. Segundo, o la variante se hace en ancho internacional, con lo que resultaría intransitable para mercancías, o se tienden vías de ancho español, con lo que los AVE se quedan fuera.

Todo esto tendrá que aclararlo el ministro de Fomento, y prontito. La gracia del caso estriba en que o Blanco cambia los mapas del AVE asturiano o Álvarez-Cascos vuelve a la actividad y entonces cambiarían los planos de la política asturiana.