El Gobierno zapateril hace de oposición de la oposición con su constante acoso a los populares, y si éstos se defienden protesta porque se hayan defendido. Lo que ha de hacer el PP es dejar de defenderse tanto y arrebatar la iniciativa gubernamental atacando seriamente por do más pecado había. ¿Quién introduce la crispación más que el Gobierno y su partido?

Ahora que empieza el curso político, ZP se lo ha puesto «a huevo» a Rajoy -que parece aceptar el reto- con la subida de impuestos anunciada, siquiera sea «temporal y limitada», lo que está por ver. Quienes voten a favor de la subida, disfrazada de medida social, tendrán que retratarse y dar la cara.

La situación, en todos los órdenes, es de suma gravedad: desconcierto frente a la crisis económica, benevolencia con el secesionismo catalanista, resquebrajamiento de la unidad de España, asalto final a la Iglesia católica con la anunciada ley de libertad religiosa, aborto sin límites? Por cierto, ¿saben por qué han descendido de manera drástica los nacimientos de niños con alguna deficiencia? Porque en su mayoría son eliminados. Izáskun, la joven con síndrome de Down que hizo una pregunta a ZP, hoy tal vez no habría nacido.

Oportunidad, por tanto, para el PP que, frente a la destructiva deriva gubernamental, tendría que abandonar sus veleidades centristas sin definición ideológica para adoptar actitudes rotundas, claras y enérgicas, haciendo valer su sustancia liberal, quitando así la razón a quienes, como Peces-Barba, lamentan que el Partido Popular tenga votantes de modesta economía, lo que revela su sentido de la democracia.

Dicen que mucha gente no quiere compromisos ideológicos, pero si no hay principios, tampoco habrá objetivos que merezcan la pena.