No es el anuncio de un detergente, como podréis imaginar, sino una reflexión motivada por una noticia que vi, el domingo, en un informativo. La cosa viene porque Obama quiere implantar en el país la sanidad pública. Dicho así da la impresión de que semejante medida no va a tener detractores; pues bien, todos los que pensamos así estamos equivocados. Unos ciudadanos se manifestaban porque la medida les parecía? ¿nazi? Veréis, lo he puesto entre interrogantes porque a dos mujeres a las que el periodista preguntó el motivo de sus pancartas y proclamas sólo supieron responder que esa misma política fue la que hizo Hitler en 1939, y a una de ellas en concreto le daba mucho miedo. Nada más. Y claro, esto me ha dado que pensar.

En principio me ha parecido, cuanto menos, sospechoso que tanto una mujer como la otra dijesen casi la misma frase; sí, algo parecido a una de esas arengas que te dejan en el cerebro después de sacarlo de la lavadora. No existen muchos motivos por los que se pueda criticar este proyecto, en realidad a mí no se me ocurre ninguno salvo el hecho de que el gasto que esa medida provoque tendrán que pagarlo los bolsillos que estén más llenos, y justamente ahí es donde creo que está el problema. Claro que, poniéndonos en su lugar, ¿por qué tiene que importarme a mí que alguien se muera en la calle si mi seguro médico lo cubre todo? ¿Qué tiene que ver conmigo que haya muchas personas que no puedan costearse un seguro médico si el mío está al día de pago? No me extraña que la ultraderecha, que nunca ha mirado hacia los más desfavorecidos, y nunca lo hará, haya encontrado un maravilloso caldo de cultivo en estas cabecitas tan clarividentes y en esas manos tan apegadas a su dinero.

Parece ser que la cobertura del nuevo proyecto abarcaría a casi cincuenta millones de ciudadanos que, hoy por hoy, no tienen derecho ni a que se les calme un dolor de barriga cuando éste no les deja ni ponerse derechos. Y no pienso entrar en si entre esa parte de la población hay muchos o pocos niños, lo que no quiere decir que no tenga su importancia, simplemente quiero hacer hincapié en el hecho de que me parece sangrante que en pleno siglo XXI consintamos que la gente se muera, cuando la medicina está lo suficientemente avanzada como para evitarlo, porque no tiene dinero para pagar su salvación. Esa es la forma que tiene la ultraderecha de sembrar concordia entre la población, esa es la manera que tiene de avisarnos del camino que seguiría su política en el caso de tener una mayoría en el Gobierno. El que quiera pensar? que piense: las premisas están servidas.