Las relaciones humanas son difíciles; no tenían por qué serlo, pero la realidad nos dice lo contrario. A todos los niveles y en todos los estamentos podemos apreciar una especie de comercio sumergido, un tira y afloja en lo que se da y en lo que se recibe. Y entre los gobiernos también existen relaciones que no tenemos más remedio que calificar de «humanas», que no humanitarias, no vayamos a confundir términos? Y en cuanto a lo que a esas relaciones se refiere, la verdad es que, afortunadamente para el ciudadano de a pie, la mayoría de las veces ese comercio flota hasta quedar varado en las narices de su incredulidad.

Pero lo que más me exaspera de ese «comercio sumergido» es que se juegue con algo tan peligroso como el pánico colectivo y eso, precisamente, es lo que en mi opinión está sucediendo con la tan mediática gripe A.

Me fastidia sobremanera que personas cercanas a cualquier Gobierno se beneficien de las patentes de los medicamentos y mientan a la población sobre la panacea que su uso representa; en este caso podríamos mencionar a Donald Rumsfeld, secretario de Defensa del Gobierno de Estados Unidos de 2001 a 2006, y su relación con el antigripal Tamiflu. Pero sobre todo, lo que más me indigna es que empleen la herramienta del miedo para desviar la atención ciudadana de lo que realmente es peligroso. Estamos en una crisis, sólo tenemos que mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta, y si mirásemos con un poquito más de atención, analizando de paso algunos hechos, e indagásemos para saber qué es lo que la ha originado, más de uno sentiría temblar el suelo bajo sus pies; por eso cuando la opinión publica se acerca al hedor que desprenden, a veces, las políticas de los gobiernos, tienen que levantar una cortina de humo con la primera hoguera que se encuentran a su paso; la de este año: la gripe A.

Lamento la pérdida de las personas que no han sido capaces de superar el ataque de este virus debido a patologías previas, que han empeorado por su causa, como lamento la de cada una de las personas que no son capaces de superar cada año el de la gripe estacional que, para los que no estén al corriente, son muchísimas más aunque no se hable de pandemia cada vez que llega el otoño.

Por eso creo que cuando los gobiernos en general, y el español en particular, comiencen su ataque demagógico con la dichosa gripe A, nosotros deberíamos pensar, con toda la tranquilidad de la que seamos capaces: ¡Ah, pero si es la gripe?! Vale y, aparte de eso, ¿qué me cuentas sobre el resto de problemas del país?