Gobernar es solucionar problemas con buenas ideas. Las ideas buenas son las que resuelven problemas sin crear otros. Se da la circunstancia de que el bien escaso no son los gobernantes, sino las ideas. Pequeña disfunción que a veces se hace de un rotundo que deprime.

Viene a cuento esta reflexión porque hace unos días se reunieron en la Laboral cien españoles elegidos al azar para que formularan tres propuestas que serán defendidas por los políticos patrios en la cumbre de la ONU sobre el clima, el día 30 de noviembre en Copenhague.

Espero que no sean sólo éstas las ideas que presente la delegación española; más que nada porque este hecho abundaría en mi constatación anterior: ansia de poder abunda, talento escasea. Para eso, que manden a Copenhague a los españoles anónimos y que los políticos se queden en la Laboral convocando otros concursos de ideas, por ejemplo, sobre cómo sacar la caja común de la uvi sin subir el IVA.

No voy a ponerme dogmática aprovechando esta iniciativa de la ONU. Tiene toda la pinta de haber sido diseñada en esos despachos habitados por funcionarios que cobran dietas que dan para prolongar la prestación del parado medio español, y a los que se les ocurren ideas -ay, otra vez la palabra- que son de fiesta del colegio y cancioncilla clamando por la paz.

Debieron de quedar alucinados los cien anónimos cuando les llamaron y seguro que hubo que insistir para convencerles de que no les estaban vendiendo una enciclopedia con cafetera de regalo.

Tiene narices que a estas alturas tengamos que tirar de las páginas amarillas para encontrar soluciones al desastre ecológico, mientras nuestros gobernantes siguen mareando la perdiz para no coger el toro por los cuernos. Gota que suma en el vaso de estos días, en los que ando dolorida por el lado de la cosa pública y especialmente indefensa ante los defectillos de esta democracia nuestra a la que le cuesta casar gestores con talentos.

Democracia, esa forma colegiada de proceder del ser humano que a veces se viste de gótica, pone y repone a un Berlusconi; le cuelan un pucherazo nuclear en Irán; se echa la siesta mientras gasean a un presidente en una Embajada, y se deja mentar por unos alcaldes dispuestos a salvar Cataluña de España por la vía del referéndum soberanista en la plaza del pueblo. Quiero ideas para cambiar el mundo.