El libro de la exposición «Llanes y la invasión napoleónica», editado por el Ayuntamiento llanisco en colaboración con Cajastur, constituye una de las poquísimas aportaciones municipales que se han hecho desde Asturias a la conmemoración del segundo centenario de la francesada. Su publicación y su presentación fue uno de los actos centrales del verano en la villa de Ángel de la Moría y consiguió reunir a algunas de las cabezas mejor dotadas que tenemos en la zona oriental del Principado, como Toni Silva, sabio periférico, discreto y tenaz, autor del libro «Ribadesella en guerra. Retrato del concejo durante la Guerra de la Independencia (1808-1813)». Informativamente, sin embargo, el evento fue cubierto sólo por LA NUEVA ESPAÑA y la TPA (aunque con eso, desde luego, basta y sobra).

Las páginas del volumen se nutren del trabajo de dos personas fundamentales en el ámbito de la investigación histórica en nuestra región. De una parte, Elviro Martínez, miembro eminente del RIDEA y autor, entre otros muchos libros de interés, del titulado «Los documentos asturianos del Archivo Histórico Nacional», de inconmensurable vigencia y utilidad. En 1965, Amparo Mantilla (una de las tres hermanas que regentaron durante décadas un inolvidable colegio privado en la llanisca plaza de Parres Sobrino) había depositado en sus manos un documento de valor excepcional: la crónica o diario del beneficiado de la iglesia de Santa María de Llanes Lorenzo Simón González, fechada el 17 de diciembre de 1813. Este manuscrito, compuesto de catorce hojas, ha servido de base argumental para la exposición «Llanes y la invasión napoleónica», que se clausurará el 13 de octubre en la Casa de Cultura de la villa llanisca, tras estar abierta casi un año. Simón, testigo y cronista de aquella terrible ocupación militar, emplea en la descripción de los hechos una prosa precisa y detallista (periodística, en suma), que en la muestra (y en el libro catálogo) se presenta esplendorosamente ilustrada por el artista Javier Ruisánchez. En sus líneas finales el clérigo no puede ser más expresivo: «Maldito Napoleón, ¿quién podrá referir los males que ha causado, las muertes, los sustos y sobresaltos?»

Uno de los apartados de la exposición que más llaman la atención es el dedicado a la ayuda que Inglaterra prestó generosamente a los españoles para vencer y expulsar a los franceses. En esto, resultan muy imprescindibles las investigaciones que hizo la profesora de la Universidad de Oviedo Alicia Laspra Rodríguez, que lleva 26 años explorando los principales archivos británicos, como The National Archives, en Kew, Richmond, que alberga los fondos del Ministerio de Asuntos Exteriores y los del Almirantazgo; The British Library y The Royal Mail Archives. De su libro «Las relaciones entre la Junta General del Principado de Asturias y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda en la Guerra de la Independencia: repertorio documental» se reproducen en la exposición del Ayuntamiento llanisco contenidos de enorme interés, como un mapa que señala el avance de las tropas napoleónicas dos meses antes de su entrada en Llanes, el retrato de George Canning (1770-1827), secretario del Foreign Office, y extractos de informes de la diplomacia británica en los que se menciona a Llanes.