He quedado perplejo, atónito y bastante preocupado al enterarme de que Recrea está inventándose la historia de la Universidad de Cabueñes. Siempre creí que la Laboral (como se la conoce coloquialmente entre los gijoneses), esta obra del arquitecto Moya, catedrático de la Universidad de Navarra, que la diseñó por encargo de un patronato integrado (entre otros) por el industrial asturiano José María Fernández «El Ponticu», el teniente general Juan Yagüe y el sindicalista gijonés Modesto Álvarez Vázquez, que estuvo preso por los nacionales por haber pertenecido a la CNT y que presidía José Antonio Girón, falangista ministro del Gobierno del general Franco.

Me gustaría conocer la razón por la que los guías turísticos han recibido orden de silenciar los orígenes del monumental edificio que están mostrando a los visitantes.

Creí, inocentemente, que la memoria histórica serviría para recordar lo bueno y lo malo, lo bonito y lo feo. Pero parece ser el truco del almendruco, pues se convierte en memoria selectiva que se sacan de la manga (como hacen los tahúres con los naipes) quienes no quieren recordar. Existe una copiosa bibliografía sobre este monumento, sobre el arquitecto Luis Moya y sus inspiradores. Figuras históricas todas ellas que, para bien y para mal, se encuentran en todos los libros que tratan de la España del último siglo.

No me parece decente silenciar que la Mezquita cordobesa fue iniciada por un moro de nombre Abderramán, que El Escorial fue el capricho del rey Felipe II y que el acueducto segoviano lo hicieron unos romanos que tenían sed.

Estos de Recrea deberían tener presente que es un fraude dar gato por liebre o pixín por llocántaru. (Para los foriatos, el pixín es el rape y el llocántaru, el bogavante).