Cuando ya nos habíamos resignado a volver a la rutina tras los fastos navideños, la naturaleza ha decidido vestirse de novia para desposar al invierno y todos nos hemos quedado pasmados mirándole el traje. Afortunadamente, ni el velo era muy largo ni estaba demasiado almidonado de hielo, así que pronto todo recobrará la normalidad. Porque parece mentira lo poco nórdicos que somos los nórdicos españoles. En cuanto caen cuatro copos nos deja de funcionar hasta el cerebro. Seguro que ahí habría un filón turístico, atrayendo a visitantes suecos y finlandeses durante las nevadas. Casi puedo ver el eslogan: «Venga a España y échese unas risas».

Claro que ahora que ocupamos la Presidencia de la Comunidad, quizá ya no les queden tantas ganas de cachondeo. Ahora ellos también tienen a Zapatero de presidente. ¡Ya iba siendo hora de que se repartiera un poco la carga! ¡Sí! ¡Vamos a ver quién se ríe ahora! Se van a acabar todas las políticas sociales de rojos que se acostumbran allí y se van a implantar esas medidas que tan bien nos han ido aquí para superar la crisis. ¡Que se fastidien! Si es que llevan todo la vida dándonos envidia los puñeteros. Los que recuerden los años sesenta me darán la razón. Ellos ya practicaban el nudismo cuando aquí sólo teníamos las películas de «destape». Ellos disfrutaban de políticas sociales cuando aquí sólo sufríamos a la brigada social. Y luego, ya en la democracia, nos pasaban por el morro su famoso «Estado del bienestar» a nosotros, que no teníamos ni bienestar ni Estado siquiera.

Es más, según la última encuesta del INE, las cuatro principales plagas que afligen a los españoles son: el paro, la crisis económica, los políticos y el terrorismo. Aunque dada la responsabilidad que la tercera tiene en las dos primeras y, en parte, en la cuarta, yo creo que irá subiendo posiciones, sobre todo teniendo en cuenta que la corrupción ha entrado con fuerza en la lista. Pues bien, esos condenados escandinavos tienen una de las clases políticas más honestas del planeta, apenas sufren la crisis, su tasa de paro es un tercio de la nuestra y no tienen terrorismo. Menos mal que en fútbol les pasamos por encima porque, si no, era como para dejar España en manos de los emigrantes (otra de las cosas que nos preocupan) y convertirnos nosotros mismos en una preocupación para los noruegos.

Y es que el que no se consuela es porque no quiere. Fíjense en lo optimista que se siente nuestro presidente del Gobierno a pesar de tener casi los peores datos económicos y de empleo de Europa. Que dentro de nada vamos a dejar de caer en picado y vamos a empezar a subir como voladores. Es como para explotar de alegría ¡Pum! Y fíjense en nuestro presidente del Principado, que no para de explicarnos las maravillas que ha hecho por nosotros, a pesar de tener casi los peores datos del país. Con gente así en el poder, te puedes ir a la cama con una sonrisa. Quizá pobre, tal vez parado y, seguramente, con no muy buenas perspectivas de futuro, pero lleno de ilusiones. ¡Anímense! Los escandinavos pueden dejarnos en ridículo en cuanto a política y economía y, sin duda, se manejan mejor que nosotros en la nieve, pero durante seis meses seremos los mandamases de la Comunidad, tendremos la mejor Liga del mundo y, cuando termine, ya estaremos en El Carmen. Eso sí es empezar el año con buen pie.