Cada poco nos presenta el Ayuntamiento un hecho que, según la concejalía de Urbanismo, marca el comienzo de la operación de las vías. A día de hoy la falsa señal de que todo está en movimiento es la demolición de la pasarela de la estación de Jovellanos, un disparate que data de 1987 y que prueba cómo nuestra municipalidad ha manejado siempre las cuestiones ferroviarias al modo del manga por hombro.

Pero, en efecto, visto de lo que presumen (de que todos los días hay signos de comienzo), deducimos aquello de lo carecen. La operación gijonesa de las estaciones y vías son unas carpetas arrumbadas en algún estante del Ministerio de Fomento, concretamente, en la Dirección General de Ferrocarriles, que se halla en la madrileña plaza de los Sagrados Corazones.

Pues bien, los sagrados corazones ferroviarios se acuerdan bien poco de Gijón, pese a tener aquí Iglesiona, incluso basílica, dedicada a uno de ellos. Podríamos desdecirnos de esta afirmación del olvido sobre Gijón si en breve Fomento pusiera en marcha algún trozo o fragmento del metrotrén, por ejemplo, alguna de las estaciones subterráneas, o un poco de la prolongación hasta Cabueñes, o lo que fuera.

Pero probablemente no azuzarán la cosa hasta 2011, que es año de elecciones municipales, y no podrán entonces seguir quitándole la cara a Felgueroso o al candidato socialista correspondiente. No obstante, hemos de ser honestos: aunque resulte duro decirlo, lo mejor sería que no avanzase demasiado la deformación ferroviaria que Ayuntamiento y Fomento quieren meternos en la ciudad. Así, tal vez gobernantes futuros podrían encontrarse con las manos libres para enmendar lo descarrilado.

En cuanto al manga por hombro de la pasarela de Jovellanos, y a los otros dislates de la operación del presente (con errores similares a los de 1987), hablaremos pronto, y seguro que antes de que los sagrados corazones se nos manifiesten.