El Ayuntamiento volverá a utilizar el «plan E» -de España y de Zapatero, el hombre que orará con los yanquis- para mostrar de nuevo el poder municipal contra la arquitectura, cosa que resulta ya entre demoledora y sorprendente.

Después de haber encomendado a los fondos del Zapatero orante la reforma de la anterior reforma del teatro Jovellanos -¿no era modélica la restauración de hace 15 años?-, la municipalidad va a meterse ahora con la cubierta del patio del Antiguo Instituto Jovellanos para instalar un «trust» de iluminación. Los americanos con los que va a rezar Zapatero estampan en sus billetes que «In God we trust» -en Dios confiamos-, pero está claro que el «trust» del Antiguo Instituto es más bien para desconfiar.

Es decir, parece que van a montar un tinglado mostrenco de focos y por ahí seguido; y más denso de lo que ya existe, con lo cual el carácter de patio de esa pieza del edificio quedará absolutamente desfigurado. Ya que no somos tan recios como los ilustrados, puede pasar que se cubra ese patio con algo fino. ¡Pero hombre!, meterle todo ese metal ya es pasarse. De hecho, ya se pasaron después de que los arquitectos Jorge Hevia y Cosme Cuenca, restauradores concienzudos, realizasen la rehabilitación del Antiguo Instituto, allá por 1994.

Hay trazas de Juan de Villanueva en el inmueble promovido por Jovellanos, y lo declararan Monumento Histórico-Artístico -según la vieja terminología- en abril de 1974. Lástima: fue durante el pasado régimen, pero si hubiera sucedido en el nuevo daría lo mismo.

Las administraciones públicas en general, y nuestro Ayuntamiento en particular, propenden a extenderse como una mancha de aceite con lo suyo. Pasan por encima de todo y derriban, desfiguran o sobrecargan edificios, valgan lo que valgan. Gijón está plagado de casos (la Laboral, la antigua Aduana, etcétera). En la municipalidad no confiamos.