Haciendo gala de una desconocida dosis de inteligencia y una ejemplar visión de futuro, los complejos industriales, principalmente mineros y siderúrgicos, no se desmantelaron, ni se dinamitaron.

Con una calculada previsión, aquellas instalaciones se han venido adaptando a otros usos: sucias escombreras son, hoy, jardines; o un enorme gasómetro se ha convertido en un espacio onírico multiusos.

Parte del paisaje está singularizado por castilletes mineros y altos hornos que recortan el horizonte, y también por chimeneas que envenenaron lo que sólo Dios sabe, y comprobarse puede en imágenes de la época, más propias de un grabado del «Infierno» de Dante.

La crisis energética, de hace cuarenta años, empezó a paralizar multitud de pozos mineros e instalaciones siderúrgicas. Pero, como ya decía, supieron aguantar el apocalíptico tirón, para ir reconvirtiéndose en otros usos industriales, comerciales y lúdicos. Lo viejo se remozó y volvió a crear riqueza. Y así esta región del Rurh (tan parecida a Asturias), que agrupa a varias ciudades y numerosos municipios alemanes, pionera en arqueología industrial, ha sido designada capital cultural europea de 2010. Y como tal se presentó -causando sensación- en Fitur, la segunda feria de turismo mundial, celebrada el otro día, en Madrid. Muy cerca de Fitur, en Valdebebas, está La Fábrica, o sea el conjunto deportivo del Real Madrid, el mejor club futbolístico de la historia, según calificaciones de organismos deportivos internacionales.

Y éste es otro patrimonio, industrial-deportivo, que se ha reconvertido y hoy gira en torno a un enorme mito viviente, apoyado en un bastón, llamado don Alfredo Di Stéfano, antiguo y enorme jugador, que tan bien conoce Toni Fidalgo, filósofo de la cosa balompédica. Este club de fútbol universal tiene un producto estrella llamado Cristiano Ronaldo, que hoy cumple 25 años. La criatura.

Cuando nació el cristiano jugador comenzaban en Asturias el cierre y posterior destrucción de instalaciones, como las hoy florecientes del Rhur. Y en todo ese tiempo el ciudadano don José María Naveiras Escanlar (más conocido como Pepe el Ferreiro) ha venido reuniendo un tesoro etnográfico, a comprobar, en Grandas de Salime. El otro día ha sido brutalmente atropellado por un cese burocrático.

Del cataclismo patrimonial, que es fracaso de ideas y autismo de sensibilidad, no se libran ni instalaciones aprovechables, ni personas responsables.

Pero puede que algo se vaya a ganar en Asturias, porque el Ferreiro ha sido nombrado, por IU, su representante en el Consejo de Patrimonio del Principado.

Permanezcan atentos a las últimas noticias, porque Pepe el Ferreiro no es de los que juegan para la galería. Es un centrocampista, no un centrocuentista.

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