Justo en estos días de mayores incertidumbres económicas para España y de anuncio por parte del Gobierno de un recorte en las inversiones para infraestructuras, el puerto gijonés de El Musel ha logrado culminar dos procesos cruciales para las futuras dársenas locales. Por una parte, se ha formalizado el crédito de 215 millones de euros entre el Ministerio de Fomento y la Autoridad Portuaria. Y por otra, la Comisión Europea ha dado luz verde definitiva a las subvenciones que ha de recibir la autopista del mar entre Gijón y Nantes.

Ambos hechos abren perspectivas a un puerto sobre el que se han cebado las dudas en los últimos tiempos, sobre todo porque diversos proyectos energéticos (biodiésel o aerogeneradores) no han salido adelante o porque otros aún no han captado el interés empresarial (planta de ciclo combinado en Aboño o terminal de graneles líquidos).

La ambiciosa ampliación de El Musel está tropezando con todo tipo de dificultades derivadas de la crisis económica o de la desviación presupuestaria y sobrecoste de las obras. En ese marco general adverso, el crédito de Fomento y la autorización de ayudas para la autopista del mar crean un momento de respiro para el puerto, que, no obstante, precisará de diligencia y atención.

El crédito de 215 millones tendrá que ser devuelto en treinta y siete años (con siete de carencia) y con un bajo tipo de interés. No obstante, la vigilancia tendrá que ser muy cuidadosa pues el montante podría comprometer las cuentas del puerto si los ingresos no afluyen como sucedía en años anteriores. La crisis económica ha traído también la consecuencia de que el tráfico de graneles sólidos (carbón térmico y siderúrgico, y mineral de hierro) ha descendido llamativamente en los últimos meses. Esa principal fuente de ingresos portuarios se ha visto afectada justo en el momento de mayores desembolsos para la ampliación portuaria.

De ahí que el Ministerio de Fomento, a la vez que concedía el crédito, ha impuesto que una comisión de seguimiento supervise la pronta normalización financiera de El Musel, que tiene una deuda reconocida por la obra del superpuerto de 465 millones de euros.

Este plan financiero de El Musel es urgente y deberá prever todos los escenarios posibles, incluidos los más difíciles, que corresponderían a que la crisis se prolongue durante más tiempo del esperado.

En cuanto a la autovía del mar entre El Musel y Nantes-Saint Nazaire (Francia), tras el visto bueno de la Comisión Europea el trámite esperado consiste en que los gobiernos de España (ayer mismo daba otro paso adelante) y Francia aprueben las respectivas ayudas. Hemos de confiar en que los recortes presupuestarios anunciados para las infraestructuras no afecten a dichas ayudas, al tratarse de un proyecto con el respaldo europeo.

No obstante, insistimos en que tanto con el crédito como con la autopista del mar el trabajo de nuestras autoridades y del puerto en particular ha de ser intenso con el fin de consolidar ambos logros para El Musel.