Ya lo sabemos, Zapatero no ha hecho las cosas bien, pero ¿y Rajoy? El líder del principal partido de la oposición es parte del sistema, representa la alternativa, y en momentos tan difíciles como los actuales los ciudadanos esperan que Rajoy les diga qué haría él para salir de la crisis. Pero si Rajoy tiene un plan debe de ser un plan secreto, secretísimo, puesto que no suelta prenda. Rajoy nos dice a los ciudadanos que el Gobierno lo hace mal y Zapatero el que peor, pero no es capaz de presentar al mismo tiempo su plan.

Me dirán que la responsabilidad de gobernar es de Zapatero y es el Gobierno quien tiene que aguzar el ingenio y presentar un plan solvente para salir de la crisis, pero insisto en que la oposición es parte del sistema y tiene también la responsabilidad de aportar soluciones.

El caso es que Mariano Rajoy ha optado por amagar y no dar, por decir que él tiene soluciones, pero no explicarlas, por criticar sin más. Pero no nos engañemos, claro que Rajoy tiene un plan, lo que sucede es que no se atreve a desgranar sus propuestas para salir de la crisis porque serían mucho más duras de las apuntadas por Zapatero, que a la postre siempre se pliega a lo que digan los sindicatos.

En el PP no hay dudas de que hay que alargar la edad de jubilación de los 65 a los 67 años, y tampoco tienen dudas de que la reforma del mercado del trabajo pasa por abaratar el despido y restar algunos de los derechos laborales de los trabajadores. Tampoco tienen dudas sobre que el sistema nacional de salud, es decir, salud pública para todos, tiene que modificarse y a lo mejor apostar por el copago, o continuar privatizando la sanidad. Etcétera, etcétera, etcétera.

De manera que el líder del PP ha optado por verlas venir, por sentarse a ver si Zapatero es capaz de hacer frente a la crisis y esperar que, como fruta madura, los ciudadanos se cansen de los socialistas. Por eso no presenta una moción de censura, porque prefiere no tener que presentar su alternativa. Al fin y al cabo, en nuestro sistema constitucional las mociones de censura no están para ganarlas, sino que tienen un carácter constructivo y, sobre todo, de visita de presentación del aspirante a gobernar.

Felipe González presentó una moción de censura que oficialmente perdió, no obtuvo los votos necesarios, pero que en la realidad ganó, porque los ciudadanos visualizaron que había una alternativa a la UCD a través de un líder, González, y un partido, el PSOE.

No digo que Rajoy tenga que presentar una moción de censura, pero sí que su manera de hacer oposición no genera ninguna esperanza, ni confianza. Está sólo al acecho de que Zapatero se equivoque más o que nuestro país no salga de la crisis. Una manera de ganar, si es que gana, por la puerta de atrás.