Será posible que la destitución tan injusta como inexplicable de Pepe el Ferreiro sirva como aldabonazo para que la sociedad asturiana en su conjunto tome conciencia de lo que está sucediendo en el occidente de Asturias y sienta que esta parte de nuestro territorio es algo que a todos nos incumbe y pertenece? ¿Acaso es necesario esgrimir argumentos para convencer a la ciudadanía de que el monasterio de San Salvador de Cornellana y el río Narcea, por poner dos ejemplos entre otros muchos, forman parte no irrelevante del patrimonio común? ¿Acaso se desconoce el estado en que se encuentra el río, cada vez con más vertidos y menos salmones, así como el aspecto ruinoso que presenta un monasterio cuyas partidas económicas para su rehabilitación, parece ser que aprobadas, no acaban de llegar? ¿Acaso se ignora que de unos años a esta parte las agresiones medioambientales están aquí a la orden del día? Y, lo que es más importante, ¿tan difícil es caer en la cuenta de que la defensa del patrimonio cultural y paisajístico de estas comarcas tiene que ser llevada a cabo por el conjunto de Asturias, pues de no ser así los destrozos serán tan irreversibles como irrecuperables?

Se permiten el lujo de alarmar a todo el suroccidente de Asturias con unos planes para el Hospital de Cangas del Narcea que abren interrogantes más que serios sobre su futuro. Nadie pone freno a una invasión de parques eólicos que llevó a algún Alcalde a alzar la voz en contra. Las infraestructuras en marcha sufren retrasos continuos y, quizás, el caso más sangrante de todos es el tramo Grao-Doriga de la autovía de la Espina, cuyo enlace no sólo está sin hacer, es que ni siquiera se sabe por dónde se va a habilitar, y eso que el candidato in péctore del PSOE al Gobierno de Asturias aseguró en diciembre en Cangas del Narcea que estaría listo en abril. Se trata del tramo que evitaría la Cabruñana. Mal empieza, don Javier, con sus promesas por estos lares.

Me llamó mucho la atención que el actual alcalde de Grandas de Salime, uno de los principales artífices de la destitución del Ferreiro, dijese que la gente que se concentró en Grandas tras esa tremenda cacicada era en su mayor parte foránea. ¡Cráneo privilegiado el de este buen señor, que diría el personaje valleinclanesco! Pero ¿es que hace falta ser un genio para llegar a la conclusión de que el Museo Etnográfico de Grandas es patrimonio común de toda Asturias? ¡Cráneo privilegiado el de este señor, que afirmó que ningún empleado debe criticar a su empresa! Es decir, que hay alcaldes y politiquillos que piensan que son incuestionables, que no admiten la crítica y que además consideran, a lo que se ve, que los ayuntamientos no son una institución de la ciudadanía, sino su propio cortijo. ¡Toma socialismo! ¡Toma democracia!

Lo que acaba de hacerse contra Naveiras es atacar a alguien que plasma uno de los valores más importantes en el sentir y en el pensar de esta tierra. Se trata de ensañarse contra un ciudadano que representa lo que en estos lares se conoce como ser un Paisano con mayúscula. Y eso sí que es imperdonable, hasta para los más dóciles.

Tras enormes embestidas al paisaje, alguna de las cuales no culminó, como la de Salave, por la oposición ciudadana, o como las pretensiones de minas a cielo abierto en Tineo por parte de don Victorino Alonso, que fueron frenadas el año pasado por el coraje de su alcalde, culminaron sus agresiones contra el paisanaje en la persona de Pepe el Ferreiro.

Algo se está moviendo en el occidente de Asturias para que 128 profesores de la Universidad de Oviedo estampen su firma pidiendo la readmisión de Pepe el Ferreiro al frente del museo de Grandas. Y algo, mucho, tendrá que moverse para que el tesoro paisajístico de estas comarcas del occidente asturiano deje de estar en venta, a muy bajo precio, además, y eso que nos gobierna la izquierda plural y transformadora.

Esa IU que no sale del Gobierno ni con agua hirviendo, y que, sin embargo, en la persona de doña Laura González, tenga la desfachatez de fotografiarse al lado de Naveiras, aunque, eso sí, su idolatrada hija Noemí no abandone la Consejería de la que es titular. Esos Verdes, también coaligados con Areces, que no se sonrojan por lo acontecido en el valle de Carondio. Esos Verdes que apoyaron a IU en Grado, que en la pasada legislatura aprobó en la localidad Santa Marina la famosa subestación a la que sus vecinos se oponen frontalmente.

En el occidente de Asturias se constata que, para desgracia nuestra, no es la izquierda quien asume la defensa de sus tesoros medioambientales, ni tampoco la puesta en valor de su patrimonio artístico y cultural. En el occidente de Asturias se tiene el pleno convencimiento de que esta batalla por la dignidad que le toca librar a una población envejecida sólo podrá tener posibilidades de éxito cuando Asturias en su conjunto se vea implicada en su devenir.

Resulta desolador que los tesoros paisajísticos y culturales de estas comarcas tengan que defenderse no sólo sin contar con el apoyo de los políticos de la llamada izquierda de siglas, sino también en algunas ocasiones en contra de ellos. Pero, al mismo tiempo, es esperanzador ver que cada vez son más los ciudadanos e instituciones de esta tierra que están dispuestos a luchar para que estas comarcas puedan seguir sobreviviendo a muchas adversidades, entre ellas, las de no pequeña parte de sus políticos.

Reivindico con este artículo el clamor de que el occidente de Asturias también existe y sobrevivirá si todos lo sentimos nuestro, que lo es.