Hace años, cuando comenzaba a apuntar el interés de los teutones por vivir en Mallorca y hacerse, de paso, con alguna que otra propiedad, un diputado de no recuerdo qué lander alemán propuso comprar la isla y resolver así, de una vez por todas, cualquier problema administrativo que pudiera plantearse. En aquel entonces publiqué un artículo sugiriendo que no se les vendiera a los alemanes, que se les regalase. Ahí era nada verse uno convertido, en pleno franquismo, en todo un ciudadano europeo.

Por desgracia, ninguna autoridad -ni tampoco ningún subordinado- tuvo a bien seguir por esa línea ya fuese para aplaudir o denostar la alternativa de la venta/obsequio. Puede que todo posible interesado por la fórmula pensase que estábamos haciendo castillos en el aire. Pero como no hay disparate que, con el transcurso del tiempo necesario, deje de convertirse en realidad, me he enterado de que una ciudad letona acaba de ser subastada, adjudicándose al mejor postor. Éste no ha sido otro que el Gobierno soberano de otro país, Rusia en concreto.

Skrunda-1, que es el nombre más bien críptico, como propio de un inventario urgente, del pueblo de marras, será a todos los efectos una ciudad rusa de ahora en adelante. Luego habrá quien diga que los vaivenes de la Historia se han acabado.

La circunstancia de que Skrunda-1 no exista en realidad, que se trate de una aglomeración de almacenes, apartamentos y cuarteles vacíos porque allí no vive nadie, resulta secundaria y prescindible. La ciudad fantasma cuenta con todo lo necesario para que se ponga en marcha en cuanto alguien se acerque por allí y dé la luz. Dispone hasta de centro comercial, dos discotecas y jardín de infancia. Conozco macrourbanizaciones de ésas que surgieron de la nada alrededor de Madrid -cuando el boom del ladrillo- que tienen menos equipamiento y ahí están, con sus vecinos, sus áticos, sus adosados y sus atascos. En realidad lo único que necesita el pueblo letón de Skrunda-1, reconvertido en ruso por la vía de la almoneda, es un poco de alma. El resto, el cuerpo, se conserva como en formol dispuesto a llevar a cabo una nueva vida igual que si se tratara de órganos implicados en una operación de transplante.

(Entre paréntesis. Quienes crean que esta cuartilla es un disparate, y que habla de asuntos que tienen muy poco que ver con la realidad, mejor haría en contemplar el mundo que le rodea. Con la sanidad en vías de privatización en buena parte del Reino de España, con las pensiones que apostaron en su día por seguir por el mismo camino y ahora repuntan en el fervor neocon, con las empresas antes públicas a merced de los especuladores, con una enseñanza estatal desaparecida y con su heredera autonómica hecha unos zorros, igual la vía de la subasta de inmuebles y servicios está más cerca de nosotros de lo que creíamos. Respecto de la venta del alma, me temo que procedimos a cedérsela al demonio hace ya bastantes años).