Unas 100.000 personas desafiaron el intenso frío disfrutando con el desfile de 52 grupos (seis de ellos grandes carrozas) y hasta una plaza de toros con sus cuadrillas entre los participantes, trajes exóticos de Carnaval y músicas pegadizas, bailando y animando el ambiente de la noche gijonesa. Propicio para bromear o probar a no ser reconocido. Que si comadres y desmadres... Los restaurantes y discobares también habrán notado lo suyo.

Gijón no es la olímpica Río de Janeiro, aunque tenemos al nutrido Grupo Covadonga ahora en solitario luego de dar la espantada al Centro Asturiano, y tampoco los rigores invernales del hemisferio norte propician tanto biquini y paseo, como en las cálidas tierras subtropicales del hemisferio sur, pero por algo dicen que los asturianos son los andaluces del Norte. Por jolgorio que no quede y juerga lleva g y jota como Gijón.

Tras los excesos de Don Carnal antaño venía el recogimiento de Doña Cuaresma, pero con esto de los cambios de valores y de costumbres lo de no comer carne los viernes va perdiendo adeptos. Tengo para mí que hoy en día conciencian más la televisión e internet, y hacen más las políticas económicas eficaces y las acciones humanitarias de las ONG creyentes o no que las tradiciones devotas.

Con laicismo queremos decir y practicar separación Iglesia-Estado, respeto y colaboración, pero hay quien lo deriva en negativo hacia lo antirreligioso, que lo religioso es privado, eliminar los símbolos religiosos de la sociedad... es una falacia, lo privado es la espiritualidad, pero la religión es pública (iglesia viene de eclesia: asamblea, reunión). Lo que no debe permitirse son prácticas discriminatorias.

Decía Ortega que los «ismos» suenan a dogmatismo, también en el caso del laicismo. Las procesiones no son en las casas, sino en las calles; por eso puestos a elegir prefiero hablar de humanismo en positivo, respeto a todas las personas, las creencias y religiones, y al que duda y al que es ateo, y colaboración con cualquier programa de ayuda humanitaria, sea laico (Cruz Roja) o cristiano (Cáritas). Solidaridad de hecho.

Dicen que Zapatero se ha disfrazado de Mr. Bean, que no sabe si no hay crisis o si ya la hemos superado; Rajoy de Don Tancredo López, célebre personaje de principios del siglo XX, famoso por sus alardes de quietud ante el toro; y Laporta, de Redentor frente a la invasión española que, según los neofeudales, arrasa Cataluña necesitada de más radicalidad e imposición nacionalista... Frente a esta carnavalada, ¿cuál es la realidad?

Siempre es bueno pasarlo bien y tener excusa para celebrar fiestas y ser originales. Entre los que más disfrutan, los niños y los grupos organizados. Los que vamos entrando en edad vamos poniendo un poco de distancia, pero a nadie le amarga un dulce. Otra forma de disfrazarse puede ser relacionarse a través de las redes sociales en internet. Tras la tempestad, la calma. Al final, lo que cuenta es el retorno a la autenticidad; el tiempo juzgará tus obras.