Oviedo tuvo que ser. La levítica ciudad ha tenido que presenciar cómo el ex presidente Aznar alzaba el dedo corazón frente a unos revoltosos que fueron a reventarle una conferencia en la Universidad. El gesto, adecuadamente fotografiado y registrado, ha dado la vuelta al mundo y corren ríos de tinta y caudales de debate acerca de si el autor del gesto debería haber reaccionado de este modo o, en cambio, haber soportado las invectivas con estoica rigidez.

Una parte de esos debates versan sobre si el dedo corazón enhiesto sobre el puño es una «peineta» u otra figura del insulto mediante los miembros corporales. Vamos a entrar en esto, pues lo restante nos parece demasiado serio como para meterlo en una humilde columna. Parece ser que existe unanimidad sobre lo que es un corte de mangas, pero no sobre la «peineta». Unos aseguran que lo de Aznar no ha sido tal cosa, sino que aquella consiste en alzar a la vez los dedos índice y meñique, mientras que el corazón y el anular permanece doblados y sostenidos por el pulgar. Es decir, que la «peineta» es equivalente al gesto de poner los cuernos, o de decirle a alguien con signos que es un cornudo, o hijo de cornudo, o hijo de p..., o por ahí seguido.

Por otra parte, el dedo corazón estirado y en solitario vendría a corresponder a las palabras «móntate aquí y da pedales», o cosas por estilo. Sería como el «que te j...», pero con el matiz de que tal cosa suceda por donde más pueda doler. Como esto de los gestos e imprecaciones soeces forma parte de un lenguaje universal -hoy se dice que es una cuestión «trasversal» a todas las civilizaciones-, el equivalente anglosajón al sentido del dedo solitario es el clásico «fuck you». Así pues, la «peineta» sería un gesto descriptivo y lo del ex presidente, desiderativo.

-Señor Aznar: ¿eso qué es, una «peineta» o un «que os j...»?

-Ni p... idea. Si lo sé hubiera acabado antes ciscándome en sus muertos.

Esta es nuestra modesta aportación a un gesto tan discutido.