Parece que la inefable Bibiana Aído, ministra de no se sabe qué, aunque igual da, ha salido (¿o salida?) con una nueva fruslería consistente en gastar 26.000 euros -no suyos, sino del contribuyente- en pergeñar un mapa del clítoris.

Esta última aportación cartográfica de la ministra gaditana al mundo de la autosatisfacción sexual no es algo aislado. Hace poco, en esta especie de exaltación del onanismo como última fase del socialismo en que anda liada la joven hornada posfeminista del PSOE (¿lograrán que este partido tan señero, y cada día menos obrero, se acabe llamando Partido Socialista Onanista Español?), supimos que la Junta de Extremadura, en manos socialistas, patrocinó una campaña para que los jóvenes extremeños aprendieran a masturbarse, pero no usando «Playboy», «Penthouse» y otras clásicas publicaciones del ramo, sino el «Boletín Oficial» de la Junta extremeña, que ya tiene morbo la cosa.

En definitiva, que hay como una especie de obsesión onanista entre la nueva hornada posfeminista del PSOE. Razón por la cual, la conocida periodista Pilar Rahola, feminista de pro y un tanto hasta el gorro de todo esto, ha arremetido contra la joven ministra Aído -nombrada, por supuesto, a dedo- y, en particular, contra su última ocurrencia para lograr «que la mujeres sepamos dónde tenemos un dedo y dónde ponerlo».

Rahola confiesa haber albergado en su momento muchas esperanzas con el Ministerio de Igualdad que se fueron viendo poco a poco defraudadas por una ministra cuya trayectoria (en la que incluye claros patinazos, como la indocumentada niñería de las «miembras»), en su opinión, es manifiestamente mejorable. «La última», dice Rahola, «es de nota. Primero, resulta insultante que la Ministra nos diga cómo tenemos que darnos placer las mujeres, llevando al extremo el paternalismo -¿maternalismo?- de un Estado que cree que no sólo puede entrar en el comedor de casa, sino que ya quiere entrar directamente en la cama». E insiste diciendo que aún le parece peor el asunto -«insultante», dice- en tiempos de paro, e ironiza: «Nada, destrozadas por la crisis, pero satisfechas con el solitario. Y ellos, ni eso».

Aunque esta última acotación quizá tenga alguna excepción. Y si no, que se lo digan a Aznar, un caballero que, como acaba de mostrar al mundo desde Oviedo, si le meten el dedo en el ojo y lo ponen a cien, sabe muy bien cómo darse satisfacción usando? el dedo corazón.