Coaña ha dejado de ser una villa ligada necesariamente al famoso castro para ingresar en la historia política, local y global -torpe bipolaridad tan al uso- como el lugar donde, durante una reciente cena partidaria, el líder del PSOE asturiano y candidato a la Presidencia del Principado, Javier Fernández Fernández -JFF of course-, lanzó una frase para la eternidad referida, como reto, a Francisco Álvarez-Cascos, candidato del PP en la misma convocatoria: «¡Que venga!».

Provechosa forma de presentar el curioso lema que presidirá la precampaña electoral de los socialistas asturianos. La verdad es que ni JFF ni FAC -como antes llamaban a Cascos- son aún candidatos, pero a ver quién es el listo que apuesta en contra de sus opciones. Diez a uno a que presiden las respectivas listas de sus correspondientes partidos y veinte a uno a que gana Cascos por mayoría absoluta, así que a lo mejor el envite por la primogenitura de Fernández se frustra porque a nadie le gusta perder de mano y encima con descalabro. Ya veremos, pero por muchos ejercicios de autoconfianza que haga la izquierda asturiana, con la que está cayendo, caben pocas dudas.

El caso es que ese agresivo ¡que venga! constituye, intenciones o casualidades aparte, la expresión fuerte de la famosísima canción «A esa» del dúo «Pimpinela» -extraña pareja de hermanos, siempre con peleas más propias de cónyuges-, en la que, entre otras cosas, también dicen y cantan «que venga, que tenga valor, que muestre la cara y me hable de frente», ya que mientras se decide «no le toca vivir ninguna tristeza, todo es alegría», de manera que la conclusión sale sola: «Vete y dile tú que venga».

Ya puestos, Cascos podría replicar con palabras de Calderón/Segismundo: «A reinar, fortuna, vamos / no me despiertes si duermo / y si es verdad, no me duermas / mas, sea verdad o sueño / obrar bien es lo que importa / si fuere verdad, por serlo / si no, por ganar amigos / para cuando despertemos».