Definamos el momento temático de Asturias, el oso cántabro, las dos oseznas y la expectación que rodea a una cópula. Es lo que tiene el Paraíso Natural, filtrado por la posmodernidad. Lo otro, es el follón terrible de los socialistas de Siero y la indecorosa actitud de la Administración regional que, al igual que otras comunidades autónomas, se resiste a los recortes del gasto público que exige la ministra de Economía. No porque ella lo considere oportuno o necesario, sino porque Bruselas lo obliga.

Digo indecorosa por no decir indecente. Y si digo indecentes es porque el Principado no puede venir a estas alturas con que ya tiene en marcha planes de austeridad. ¿De qué planes de austeridad habla? Y si habla de planes de austeridad cómo piensan en el Gobierno regional que alguien, con dos dedos de frente, se va a creer que lleva tiempo aplicando recortes en los sueldos y, a la vez, una reducción de altos cargos. Si esto último hubiese ocurrido, ¿cómo se imaginan que nos vamos a creer que esos recortes y esas reducciones son los que realmente se deberían hacer en una coyuntura económica tan grave como la que atraviesa la región, en particular, y España, en general?

A lo más que han llegado es, en algunos casos, a congelar las subidas salariales, obligados por la presión popular. Si es que lo han hecho, porque nadie ajeno al potaje que ellos mismo cocinan podría tener la garantía de que ha sido así. Y ninguna oposición lo va a denunciar, porque este es un asunto donde todos están pillados. ¿Qué pasa con los chiringuitos? ¿Acaso se ha cerrado alguno, de las decenas de ellos que, de modo innecesario, funcionan a cargo del contribuyente? Areces dice que se cumplen los principios de estabilidad y las empresas públicas asturianas deben ya 215 millones, según el Banco de España.

Volvamos al Paraíso Natural: a la cópula de los osos. Y que alguien se apiade de nosotros.