El nuevo eslogan lanzado estos días por las autoridades turísticas es «I need Spain» (Necesito España). Podemos poner en marcha «I need Asturias». Conozco a muchos madrileños que dicen con frecuencia eso, «necesito» ir a pasar unos días a Asturias.

En Francia, el país europeo que más visitantes recibe, lo saben muy bien. Al turista hay que llamarle la atención, informarle y hacer que «necesite» detenerse en los lugares que resalten nuestras bondades. Ése es el gran argumento de los franceses, que muestran lo atractivo que puede ser cada rincón por donde pases. En Asturias tenemos ese atractivo y existen muchas razones para la visita turística, pero quizá nos falta un punto en la fijación -estos primaverales son precisamente días de campaña- del viajero que viene de muy distintas tierras y que generalmente le han dicho que la nuestra es hermosa y que los asturianos son gente alegre, servicial y muy amable.

Viajas por las carreteras de Francia y te vas encontrando con grandes paneles que te informan de las características de la zona por la que circulas. Y no una sino varias, muchas de las «virtudes» del departamento (provincia) que recorres. Te hablan de los vinos, las iglesias y hasta los frutales que se dan en sus dominios. «Entre vous en Bourgogne» (Entra en Borgoña), dice por ejemplo un gran panel del color del vino, ilustrado con dibujos y fotos de viñedos y un mapa de la gran región vitivinícola gala. Un kilómetro más allá otro gran cartel te señala los monumentos de ese departamento y un kilómetro más otro cuenta las variedades agrícolas, etc. Y así un departamento y otro y otro mientras vas atravesando el país. Los paneles son panorámicos, enormes, llamativos. Atraen y te apetece contemplar lo que anuncian, ver, experimentar? necesitas, en definitiva, pararte.

En España hay algunos ejemplos de este modo de llamar al viajero, de informar al turista, pero son escasos y menos atractivos que los franceses. En Asturias hubo paneles parecidos en la zona oriental como aquellos que decían «Llanes, 30 playas», kilómetros más adelante «Llanes, 30 cuevas», y alguna que otra llamada cuando entrabas a la región desde Cantabria. Han desparecido. No eran precisamente los paneles franceses, pero tenían su llamada. Se podrían reproducir ahora a la vez que otros como «Llanes, 30 quesos», «Oviedo, prerrománico, un arte único», «Occidente astur, puertos balleneros, marisco, arquitectura singular», «Montañas de Asturias, lagos glaciares, animales autóctonos» seguido de otro, por ejemplo, que explique «Picos de Europa, paisaje irrepetible, quesos, ríos salmoneros» y así hasta enseñar monumentos, museos, pueblos singulares, productos únicos como la sidra, el gamonéu o las fabes con almejas?

En estos tiempos difíciles, en los que el sector turístico es el primero que sufre las consecuencias de la crisis, la implantación de grandes paneles informativos, reiterativos, con unos rótulos y unos gráficos llamativos, que se integren en el paisaje, que retengan al visitante, pueden ser la mejor forma de enseñar y de vender Asturias. Las autovías, magníficas pistas para viajar con seguridad, suelen ser aburridas, no pasan por los pueblos, esconden las singularidades. Lo mejor es enseñarlas.