Se llama Julio?

Pero antes que nada, sépase lo mucho que llama la atención, a los que visitan Avilés, la rolliza singularidad de que sus dos estatuas más «entradas en carnes»: la foca, en el parque del Muelle, y la de Doña Eugenia Martínez Vallejo («La Monstrua»), en Sabugo, estén separadas por apenas 52 metros.

Sentimental y artísticamente tienen un protagonismo muy gordo. Y visualmente no veas. La foca, una de las señales del progreso avilesino porque llegó cuando empezaba a construirse Ensidesa, es también sinónimo de persona gorda. Característica que reunía doña Eugenia, perteneciente al «casting» de personajes «extraños y divertidos» (juglares, enanos, seres deformes, etcétera) de la corte del rey Carlos II, cuyo pintor de cámara fue el avilesino Carreño Miranda, el artista más universal de la historia asturiana, con obra en los principales museos europeos. Él la inmortalizó en un cuadro, y más tarde Ramón Rodríguez, con un mural y «Favila», con una estatua que la reproduce en bronce, terminaron -y nunca mejor dicho- de redondearla.

El monstruo de Avilés se llama Julio, ya dije. Y existe, cinematográficamente claro, desde que en 1975, Jesús García de Dueñas, rodó la película «El asesino no está solo», protagonizada, principalmente, por Lola Flores y Luis Ciges, que relata vida y trajín asesino del tal Julio, joven de familia acomodada avilesina, relacionada con la industria siderúrgica.

Los exteriores se rodaron en Avilés y Salinas. Pero el mayor protagonismo lo tienen las espectaculares instalaciones industriales (hoy desaparecidas, después de ser monstruosamente dinamitadas, sin previo estudio) de «la empresa», o «la factoría», como entonces se conocía mayormente en Avilés a Ensidesa, y no «la fabricona», como algunos, equivocadamente, escriben.

En la central térmica (una de las destruidas, hace bien poco), Lola Flores armó el taco entre los «productores», como denominaba Ensidesa a sus trabajadores, con sus celebrados chascarrillos:

-¿Y «vosotros-ustedes» «pa» que queréis un casa tan grande que solo sirve «pa» fabricá electrisidá?... yo la fabrico, solita? ¿Qué como? ¡Pues bailando, que saco chispas!

Pero la película no es tan graciosa, porque Julio, «el monstruo de Avilés», es el prototipo de esquizofrénico, asesino en serie de prostitutas, papel interpretado por David Carpenter.

El guión, fue escrito por Dueñas y Jesús Torbado, aquel premio «Planeta» de 1976. Pero a pesar del reclamo de Lola Flores, la película -a Dios gracias- fue un fracaso comercial rotundo. Que en materias de monstruosidades, las justas.

Así pues, la Historia deberá reflejar que Avilés tiene una monstrua y un monstruo, artísticamente hablando. O sea que: en materia de igualdad, también damos ejemplo.