A Antonio Banderas lo van a hacer doctor honoris causa por la Universidad de Málaga. Es bueno que haya profetas en su tierra, aunque no profeticen. No entra exactamente dentro de la profecía, pero sí de la advertencia, lo que dijo Stephen Hawking no hace mucho sobre la posibilidad de que nuestro planeta fuera invadido por una civilización inteligente. A diferencia de Banderas, Hawking no tiene un doctorado honoris causa, sino doce. Y no le molaba que los extraterrestres nos contactaran. Como Hawking no especificó cuánta vida inteligente hay en este planeta, y la modestia de los sabios le impide decir cómo está de repartida, te quedas preocupado. Serían nómadas (los que nos invadieran, evidentemente) y podrían venir con afán de conquista. Eso vino a decir SH. Bruce Chatwin, otro ejemplo de inteligencia intraterrestre, sabía mucho de nómadas y escribió páginas soberbias sobre la nostalgia del nomadismo entre los grandes credos monoteístas. Desgraciadamente, Chatwin ya no está en este mundo. Y desgraciadamente también, Alan Sillitoe lo abandonó hace poco. Charlé una vez con él en Deià, durante un homenaje a Robet Graves, con quien Sillitoe mantuvo una larga amistad. De pie ante el público, colocó sobre la mesa un cacharro como los que él había utilizado para enviar señales en código morse en sus años de operador de la RAF, durante la guerra contra los japoneses. Explicó lo que era, dijo que le iba a enviar un mensaje a Robert, y durante unos segundos de silencio sólo se oyó en aquella sala el sonido insistente del mensaje. Supongo que querrán ustedes saber qué le he dicho a Robert, dijo Sillitoe. La respuesta era obvia. Le he dicho: «Robert, espero que todo vaya bien. Nos vemos pronto».

También ha dicho Stephen Hawking que el ser humano construirá naves espaciales que le permitan viajar en el tiempo. Hacia el futuro, especifica. Hacia el pasado, no. Qué chasco. Y si las dichas naves se encuentran con alguien por ahí fuera, ¿qué pensará de ellas? Se entiende que el planeta mandará lo mejor de cada casa; es decir, una representación inteligente. Pero si los extraterrestres nómadas se nos anticipan y nos invaden habría que hacer algo. Una primera medida, si vienen por las malas, sería nombrar a José Mourinho ministro de Defensa Planetaria. Si son lo bastante listos para esquivar la muralla defensiva del estratega portugués, habrá que recurrir a alguna suerte de plan B y procurar que caigan en medio de uno de esos platós televisivos en los que un puñado de belenestebanólogos se increpa a gritos. Si los invasores son inteligentes, huirán despavoridos. Y asunto concluido, al menos durante un tiempo (por Dios, qué palabra).