Poco a poco los valores más reaccionarios que han dominado el mundo durante siglos han avanzado de manera preocupante en Europa y, en especial, en nuestro país durante los últimos años, tratando de cercenar o liquidar los espacios de libertad que millones de hombres y mujeres conquistaron con sacrificio y valor a lo largo de la historia.

En España coincide esta situación con la decadencia del régimen borbónico y con el protagonismo creciente de una generación que no es responsable de una transición que, vista con perspectiva, dejó bastante que desear, y no supuso más que la continuidad de muchos elementos del franquismo, y no una ruptura real con el régimen anterior, como lo demuestran algunos capítulos vergonzosos que afectan a la propia Justicia española.

Por ello, la construcción de una nueva República que determine el sistema de gestión del Estado español cobra cada vez más actualidad y va abandonando a pasos agigantados el rincón de las utopías para convertirse en una posibilidad cada vez más cercana y asequible. La misma manifestación del pasado día 24 contra la impunidad de los crímenes del franquismo acabó convirtiéndose en la mayor manifestación republicana de la historia de nuestro país, con cientos de miles de personas en las calles y miles de banderas republicanas.

Por eso, muchos hombres y mujeres, pertenecientes al mundo de la cultura y el espectáculo, las letras, las artes, la investigación y las ciencias, los sindicatos, las organizaciones sociales y políticas, las asociaciones culturales, ateneos republicanos, colectivos de estudiantes, medios de comunicación, ciudadanos y ciudadanas de toda condición decididos a iluminar una sociedad nueva, han declarado su identificación plena y activa con los valores republicanos de la libertad y la dignidad humana, de la solidaridad entre los pueblos y la fraternidad entre quienes habitan nuestro país, sea cual sea su lugar de procedencia, y han anunciado su compromiso con la III República, apostando por la unidad de todo el movimiento republicano, siempre de progreso y con todas sus ideologías, y han anunciado una ofensiva cultural y política en todos los frentes para lograr la hegemonía de los valores republicanos dentro de la sociedad española y la apertura de un proceso constituyente por una República profundamente justa, culta, participativa y solidaria, donde el protagonismo se otorgue al conjunto de la ciudadanía, frente a cualquier oligarquía económica o política.

El pasado 17 de abril dimos el primer paso en el teatro Fígaro de Madrid con la primera asamblea de la Plataforma Cultura, Progreso y República, que fue todo un éxito y en la que participaron representantes del mundo de la cultura, junto a numerosas asociaciones y colectivos republicanos. El camino es largo y la tarea no es fácil, pero estamos seguros que al igual que España gritó hace unos años «no a la guerra» más pronto que tarde hará estallar un gran «sí a la República» que se escuche en cada rincón de este país.