Lo que empezó siendo en 2007 un simple curso municipal -aunque sin precedentes en la historia local- tiene ahora todas las trazas de convertirse en un factor multiplicador capaz de dar mucho de sí. El taller de xíriga que organiza en la Casa de Cultura de Llanes la concejalía de Cultura del Ayuntamiento llanisco en colaboración con Cajastur ha alcanzado su cuarta edición, y este año presentó como novedad una actividad infantil paralela, a lo largo de cuatro sábados por la mañana. Algunos de los críos participantes tenían antecedentes familiares en el oficio de los tamargos, pero la mayoría no, aunque a todos se les vio comprometidos ante la posibilidad de expresarse en el lenguaje inventado por los tejeros llaniscos.

A partir de un vocabulario básico, compusieron en el encerado las primeras oraciones como si se tratara de un juego: «Mi-aire apara azainas de trobar un cascosu de ureta» («Tengo ganas de beber un vaso de agua»), se les oía decir; o bien, «tescu morranchu verbea ascode y machuria alpez» (en traducción libre: «esti rapaz habla por los codos y no da ni golpe»), y marchaban a casa tan contentos, después de cada sesión en la Biblioteca Cardenal Inguanzo, con un cargamento de expresiones para soltarlas en casa. Imaginamos el asombro que debieron causar en muchos padres y abuelos. No se ha traducido aún a Julio Verne a la xíriga, pero todo se andará (algún día podremos leer, tal vez, el comienzo de «Una invernada entre los hielos» así: «El ñurriu de la zarra guxara de Dunkerke s'abrició de la galoza a las bos de la ñarama?»; es decir: «El cura de la vieja iglesia se levantó de la cama a las cinco de la mañana?»). El ex tejero Tito Celorio y el estudioso Ramón Melijosa fueron a contarles sus cosas a los críos, y éstos las reflejaron a su manera en variados trabajos manuales (pinturas, dibujos y tejas decoradas), dirigidos por la monitora Cristina Peñil Montoya. El sábado se les entregarán los correspondientes diplomas.

El taller de xíriga para adultos contó este año con la participación de Tito Celorio Rodríguez, Juan Ríos González, Evaristo Concha Ojeda y Pedro Gutiérrez Tamés («el Camurriu»), y se clausuró, al igual que en el año 2009, con una visita a la tejera de San Miguel, en Ardisana, propiedad del recientemente fallecido Ricardo Pesquera. En aquella impresionante instalación -un espacio de enorme valor etnográfico y de inexploradas posibilidades museísticas, que podría ser el modelo ideal de cualquier experto en arqueología industrial- los 34 alumnos del curso municipal asistieron a demostraciones prácticas de elaboración de tejas y ladrillos. La actividad se completó con la reedición, por segunda vez en tres años, de un diccionario de xíriga recopilado por Ramón Melijosa Cuevas y patrocinado por Caja Rural.

A imagen y semejanza de esta iniciativa del Ayuntamiento, y con una metodología basada en la que viene aplicando la Casa de Cultura desde hace cuatro años, la enseñanza de la xíriga está extendiéndose a otros puntos del concejo. Así, un grupo de vecinos de Celorio ha llevado a cabo el mes pasado una experiencia que tiene un mérito indudable, y lo mismo cabe decir de la labor pedagógica que ha empezado a desarrollar en este sentido el Colegio Público del Valle de San Jorge, en Nueva, gracias a su director, Xuan Fernández Castañón.