Aun a expensas de mañas de última hora, porque los apparatchik son incorregibles -los que manejan o creen que manejan el PP de Asturias-, y los jefes, aun peores -los que pilotan o creen que pilotan el PP de toda España desde Génova-, todo indica que Francisco Álvarez-Cascos será el próximo candidato popular a la Presidencia del Principado.

Bien mirado, será el primer candidato a esa alta magistratura desde que Asturias goza o padece la condición de comunidad autónoma, porque todos los anteriores se presentaban para perder o porque nadie quería o por las dos cosas o para pasar el rato o...

Menuda novedad, el centro-derecha astur por fin va a tener un candidato a la Presidencia del Principado, que es como decir que los liberal-conservadores por fin se creen con derechos y capacidades para gobernar este santo solar.

La ocasión no la pintan calva, porque es dramática, y así no cabe hablar de buena oportunidad. Ayer volvió a caer la Bolsa en picado, ya que la clave no está en los durísimos planes de ajuste que se anuncian -y los que en nada añadirán, aún más crudos-, sino en ZP. Mientras siga en la Moncloa estamos condenados a la peor zozobra, que se ve en los parqués y en todo.

A partir de la crisis tremenda del pasado viernes -estuvimos a punto de irnos al abismo- saltó por los aires la política desplegada por ZP durante seis años.

A partir de la crisis de ayer quizá salte ZP y el lunes estrenemos nuevo presidente del Gobierno.

El caso es que la derecha asturiana, a costa y cuenta de Cascos, cree por primera vez en sus posibilidades. Y ya se sabe que creer es poder, sobre todo, si enfrente no hay más que fracaso, retórica, despilfarro y cainismo.

A un año justo de las elecciones es inverosímil que para entonces ZP siga en la Moncloa, y ya que Cascos será candidato, ¿a quién le apetece echárselo a la cara? Sospecho que en el PSOE van a empezar a hacer como solía el PP.