Informaba no hace mucho este periódico sobre una propuesta de la Asociación de amigos del paisaje de Salas de instalar un mirador en el Viso que el Ayuntamiento asume y acepta llevar a cabo, si bien es cierto que en tiempos de tantos recortes no se sabe cuándo podrá llevarse a cabo la iniciativa. Con independencia de que este proyecto se materialice antes o después, lo cierto es que el Viso, también en el sentido etimológico, es un mirador y se trata sin duda de una de las mejores atalayas para asomarse a parte muy representativa del paisaje de este concejo.

Frente a él, aparte de la proliferación de aerogeneradores susceptibles de despertar lirismos más que sorprendentes, lo que desde hace tiempo puede contemplarse es el panorama que ofrecen las obras de la autovía de la Espina. Y, dejando de lado las consideraciones estéticas, no podemos no preguntarnos si los continuos retrasos que vienen produciéndose, en esta era de drásticos recortes presupuestarios, irán aún a más, y el horizonte sea una especie de continuo estado de obras cuyos avances cada vez son más difíciles de percibir.

De poco serviría en momentos como éste preguntarse si el trazado actual entre Salas y la Espina es el más idóneo, y no me refiero sólo a aquel enlace que iba a hacerse en el Llanón que quedó descartado no sin ciertas protestas, sino también de un proyecto anterior que sólo quedó en el papel en el que se contemplaba la posibilidad de construir un largo túnel. Ahora, tal y como se encuentra el estado de la cuestión, lo único que nos queda es desear que los últimos plazos se cumplan y no seguir recibiendo noticias de desmoronamientos que produzcan aún más retrasos, ello por no hablar de recortes presupuestarios siempre tan temidos que nos lleven a pensar que esto no acaba de tener trazas de acabarse.

Pero, por otra parte, los retrasos no afectan sólo a las obras de infraestructuras, sino también al mantenimiento y rehabilitación de joyas arquitectónicas de la envergadura del Monasterio de Cornellana que, teniendo, como más de una vez recordé, aprobada su correspondiente partida presupuestaria, las obras al efecto no acaban de comenzar y, según declaraciones del propio Alcalde, se teme que toque seguir esperando.

Panorámica salense, obras que no parecen terminar de concluir y obras que parece que no empiezan nunca. Y eso que estamos hablando de un concejo que, desde hace mucho tiempo, está llamado a aproximarse a lo que es el centro de Asturias, lo que podría permitir que la despoblación no siguiera incrementándose de un modo tan alarmante como el que se viene produciendo en los últimos años.

Y, por otra parte, sería lamentable que, si en algún momento, ese acercamiento llegase a ser realidad, el viajero se encontrase con una comarca que no sólo no supo conservar del mejor modo posible sus grandes atractivos, no sólo arquitectónicos como acabamos de referir, sino también los que brinda su naturaleza, entre ellos, el río Narcea, en el que los salmones disminuyen cada año de forma más que preocupante, y, por lo que parece, los últimos reclamos al lado del río no parecen atraer muchos turistas ni tampoco sirven para invocar al pez mágico para que continúe haciendo su trayecto río arriba.

Panorámica salense. Del presente estado de cosas, lo que sí parece haber cobrado un impulso definitivo es el enlace del tramo de autovía entre Grado y Doriga que evitará la Cabruñana y que hará mucho más rápido y cómodo el trayecto entre el centro de Asturias y todo el Suroccidente. Y eso que hablamos de un tramo, cuyas primeras previsiones se situaban en julio de 2008. Es decir, que en el mejor de los casos, tendrá dos años de retraso. No está nada mal, no, señor.

Y, volviendo a esa extraordinaria atalaya que es el Viso, lo que se puede contemplar no es sólo el antes y después de las obras de la autovía, sino también la belleza de unos valles y montañas que debería constituir uno de los principales activos de un concejo que vive días de retrasos, abandonos e incertidumbres y que además necesita plantearse a fondo muchas cosas. Porque lo cierto es que ni las canteras ni los eólicos, cuestiones paisajísticas y medioambientales aparte, no están consiguiendo frenar la despoblación. Porque lo cierto es que hace falta una planificación que propenda a conservar la potencialidad de una riqueza que nadie puede poner en duda.

Panorámica salense. Cuando escribo estas líneas, no tengo noticia de los trabajos y los días en la cantera de Viescas, cuya explotación, según declaró en este periódico el concejal de IU, no cuenta con los correspondientes permisos oficiales, y estaría bien que se explicase el estado de la cuestión. Tampoco sé si el tramo entre de autovía entre Salas y la Espina va a concluir este año, tal como se anunció.

Panorámica salense. La capital del concejo no sólo mira hacia el Suroccidente de Asturias, sino también hacia el centro y hacia el mar que, acaso, siempre buscó. En este sentido, el trayecto que va entre Salas y Pravia por Malleza tiene un hechizo verdaderamente extraordinario, tanto en lo que es su paisaje, como también en la belleza de unos pueblos que dan cuenta de los esplendores que jalonan la historia de Asturias, destacando las construcciones indianas. Panorámica salense. Nos contaba Celsa Díaz esta misma semana en su columna da LA NUEVA ESPAÑA lo escandalizada que estaba la gallina más locuaz de Paraxes ante las declaraciones de Areces en pro de una política económica muy ecologista, pues por estos lares, tan próximos a ese gallinero, la dicotomía entre progreso y conservación del medioambiente no se caracteriza precisamente por su equilibrio.

Sobre el argumentario del progreso se justifica lo injustificable, y, por si ello fuera poco, ese progreso que habla de buenas comunicaciones y servicios propios del siglo XXI como saneamientos de pueblos ribereños y recogida selectiva de basuras, entre otros muchos posibles ejemplos, o bien no hace más que retrasarse cuando se pone en marcha, o bien no parece empezar nunca.

Pues eso, panorámica salense, en la que falta entrar al detalle de lo que es el debate de la vida pública que es también manifiestamente mejorable.