Desde esta mañana cientos y cientos de españoles suman una inquietud más al desasosiego en el que viven, y los que no viven con desasosiego saben lo que es sentirse inquietos por algo. Bibiana Aído ya no es ministra de Igualdad y lo peor de todo es que el Ministerio ha desaparecido para dejar paso a una Secretaría de Estado. De modo que Aído ha pasado de ser ministra a ser secretaria. La han degradado igual que a su compañera la titular de Vivienda, que también ha dejado de ser ministra, simplemente porque ya no hay Ministerio.

Y me pregunto yo, del mismo modo que harán muchos lectores: ¿qué vamos a hacer a partir de ahora los españoles y españolas sin un Ministerio de Igualdad? y ¿qué futuro nos espera sin un Ministerio de Vivienda? La respuesta está en el viento; es decir, dos ministras con carteras decisivas en el Gobierno de Zapatero han sido borradas del mapa y la única explicación que podemos encontrar es que ha sido para ahorrarnos dos ministerios. Pero para ahorrarnos el gasto de dos ministerios lo que tendrían que haber hecho es suprimir todo el aparato administrativo, no sólo a las dos ministras que han pasado a ser secretarias. Por cierto, ¿qué ha sido de las anteriores secretarias de Estado? ¿En qué direcciones generales las podemos encontrar?

Hace tiempo que se oye por ahí eso de que hoy cualquiera puede ser ministro. Incluso mucho antes de que Zapatero le hubiera dado un Ministerio a Bibiana Aído. Pero lo que no se daba, al menos yo no lo he conocido, es que un ministro o una ministra pierda un ministerio para ser rebajado de empleo en el mismo ramo. Antes, a los ministros se les turnaba o se iban por el mismo lugar por donde venían. Y mucho antes aún, recibían la visita del motorista con el cese sellado por Su Excelencia. Pero ahora Zapatero ha inventado la solución ideal en la rebaja de categoría: yo entiendo en los casos que nos ocupa que un presidente de Gobierno previsor y atento a los problemas del país no quiera desprenderse del todo de la igualdad de la que tanto ha presumido precisamente para diferenciarse.