Palabra que la intención era no tocar el tema, manoseado por todo el mundo. Quizá faltaba la opinión colectiva de las monjas clarisas o el dictamen de un hombre tan sólido como Eduardo Punset. Todos los demás, ellas y ellos, se han pronunciado con la unanimidad que tanto agradeceríamos en cualquier otro asunto de verdadera importancia. El comentario jocoso y confianzudo del alcalde de Valladolid, apenas esbozado, ha encontrado la repulsa general, algo de difícil consecución en España, que en lo más importante que ha coincidido es en aplaudir a los triunfadores de la selección de fútbol. Ni siquiera el trascendental tema de Belén Esteban concitó adhesiones tan abundantes.

Pensándolo bien, no es para tanto. Partiendo de que el pensamiento dicen que no delinque -el que coincide con el nuestro, nada de equivocaciones-, poco debió importar la sugerencia del mentado alcalde sobre las asociaciones de ideas que le provocaban los morros de la actual titular de Sanidad, Leire Pajín. Es como el chiste del torpe niño al que piden que dibuje un cuadrilátero y decide que es una representación pornográfica. Se cita con frecuencia la afortunada charada de Antonio Machado: «El ojo que ves no es / ojo porque tú le miras; / es ojo porque te ve». Nos ponemos a interpretar los más recónditos pensamientos de don Javier León de la Riva y las elucubraciones personales que le sugieren aquellos labios, tan celebrados cuando pertenecían a una muchacha joven.

La «number one» de los rechazos ha correspondido a la ministra de cine, esa especie de serpentina que nunca quisiéramos ver sentada en la butaca anterior a la nuestra en un cine o un teatro y, menos, con una pamela. Ha arrastrado a España entera, a tirios y a troyanos, a derechas e izquierdas, a fumadores y no fumadores que han condenado nada menos que el pensamiento, apenas esbozado, de un individuo que quizá se lleve a la tumba el secreto de lo que le inspiraban los belfos ministeriales. A mí, en muy leve medida, me choca el acelerado perímetro posterior que está alcanzando la joven política vasco-benidormense que gana, por unas pulgadas, a su colega de Exteriores en una foto sacada desde popa. No ha despertado ni siquiera conjeturas dietéticas, porque el español medio, si quiere distraer su orfandad craneal, tiene otros motivos de mayor calado. Los parados, la crisis, el hambre, los desaires que cualquiera se permite con nuestro país, el futuro como ala de mosca de medio luto, la atención sanitaria a mayores y menores, las pensiones, la muerte del pulpo «Paul» y otros eventos, encarados con risueño talante por el propio presidente del Gobierno. Eso es lo importante? aunque ya podía haber sido algo más explícito el corregidor de Valladolid. ¿Qué había querido sugerir el muy pillín?