La patronal de la construcción asturiana, agrupada en la CAC-ASPROCON, ha lanzado el mensaje más realista -y por tanto, pesimista- que hemos escuchado de su boca desde que comenzó la crisis, es decir, dos años antes de que se enterara Zapatero. Los constructores dicen que 2011 será «desastroso» a causa del descenso de licitación de la obra pública, o como consecuencia de que los bancos siguen sin liberar crédito. Sin embargo, en medio de esa desolación anticipada, los promotores de vivienda continúan repitiendo su mensaje más esperanzado: que el precio de los pisos ha tocado suelo y que su ajuste ya está finiquitado. Es decir, que si alguien está esperando chollos para comprar, que no lo haga, que ya no va a bajar más el metro cuadrado.

Pero esta esperanza promotora choca de lleno con ese runrún de que España tendrá que ser rescatada en el plazo de dos meses, y que uno de los factores que podrían abocar al rescate consiste precisamente en que los bancos tengan que desnudarse acerca de su situación patrimonial, seriamente tocada, aunque vayan tirando, por el deshinche de la «burbuja inmobiliaria». Es curioso que aunque los promotores se quejan de los banqueros por no soltar crédito, tanto los unos como los otros habitan en la misma ilusión: los activos inmobiliarios siguen valiendo lo mismo, o, si acaso, un poco menos, que cuando comenzó a estallar la pompa de la vivienda.

Es más, el presidente de la CAC, Serafín Abilio Martínez, pide a los bancos que vuelvan a los viejos tiempos de «entendimiento» con los promotores. También piden éstos que el Principado -cuya deuda creció un 47 por ciento con respecto al año pasado, según se acaba de saber- respalde vivienda protegida que debería construirse sobre el suelo que las promotoras compraron cuando su precio estaba por las nubes.

Resulta admirable cómo los ciudadanos vamos asimilando a golpes la idea de que ya estamos en otro mundo económico, más gris que el anterior, pero los promotores perseveran en las viejas recetas de ese mundo pasado que no volverá.