Pues sí: los dientes se nos han alargado en Asturias en vista del éxito del AVE de Valencia y de que por primera vez en la historia un tren de Alta Velocidad atraviesa la frontera hispano-francesa por Cataluña, camino de París. En cambio, si enviáramos un comando informativo secreto a las obras de la variante de Pajares probablemente nos encontraríamos con trabajos a medio gas. Si no ¿de dónde sale que el ministro Blanco haya añadido recientemente una prorroguilla de seis meses a la entrada en servicio de la Variante, a mediados de 2013 y no a finales de 2012?

-Total, seis meses no van a ninguna parte.

-Pues por eso mismo: como no van a ninguna parte que no nos los birlen.

De hecho, nos maliciamos de que el semestre de demora permite que el año 2011 sea poco intenso en la Variante, de modo que con licitar a comienzos de 2012 la obra de estructura ferroviaria (vías, catenaria, seguridad, señalización, etcétera) quedarían por delante 18 meses de trabajos, homologaciones y ajuste fino.

A todo esto, el gran secreto que aún no ha salido del pecho del Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) es el tipo de vía que meten en la Variante, si de ancho Renfe (el de toda la vida), o ancho internacional, o de triple carril. La verdad es que el asunto es una trampa saducea para Fomento: hagan lo que hagan, tendrá difícil defensa, pues el problema clave es que la ausencia de los trazados León-La Robla y Lena-Oviedo-Gijón reducen la Alta Velocidad asturiana a soluciones provisionales (¿una provisionalidad para una década más? ¡Demontre!).

Pero miremos a lo alto. A quienes sentimos verdadera pasión por el ferrocarril, y lo apreciamos por encima de cualquier otro medio de transporte, lo de Valencia nos transmite la percepción de que este país es muy capaz de hacer cosas grandes en materia ferroviaria. En consecuencia, habrá que seguir empujando sin desmayo para que se haga en todas partes, incluido este «finisterre» cantábrico.