En el PP auténtico, Aznar, Romay y alguno otro más leían a Gustavo Bueno; en éste, incoloro, inodoro e insípido, me temo que nadie, así que no será fácil que entiendan cómo se hacen y rehacen las cosas. Según indica Bueno, todo surge de algo anterior por recomposición. Toda innovación se logra volviendo a las unidades iniciales, mediante el famoso regressus y, después, invirtiendo el proceso, según un enérgico progressus, para completar el ciclo y cuajar la novedad.

Un ejemplo clásico. Si se rompe un jarrón, se pueden pegar sus trozos, pero si se tritura hasta reducirlo a polvo, hay que ir al horno o atanor, fundir el caolín y regresar desde ese nivel básico hasta lograr un nuevo jarrón.

A lo que iba: destrozado el centro derecha asturiano al negar desde Génova la evidencia y ante el ataque de pánico que les ha entrado a Rajoy y compañía en los últimos días, sólo les quedan tres salidas.

1) Leer, de urgencia, a Gustavo Bueno y su distinción entre totalidades atributivas y distributivas.

2) Practicar un espectacular regressus, con sacrificios humanos inclusive -la deidad electoral es más cruel aun que Moloc- y así, en menos de dos semanas a partir de hoy, barrer a toda la cúpula del PP astur para, después, realizar un rápido progressus en clave absolutamente casquista.

3) Seguir como si nada, pero sabiendo que el Tira Palante que Libres, el famoso TPL, esta vez lleva directamente a la catástrofe.

En mi opinión, seguro que no van a leer nada de nada; seguro que, aunque híper arrepentidos y súper asustados, no van a rectificar ni una coma y, claro, seguro que se pegan una de miedo.