La alarma sobre la pérdida de arena en la playa de San Lorenzo es cada vez mayor, pero el Ayuntamiento porfía con que son «proceso naturales» de toda la vida. Confiamos en que la municipalidad no se equivoque, porque lo que se va viendo es tan escalofriante como poco observado hasta la fecha por los que conocen al milímetro el arenal gijonés. Una fotografía que ha publicado este periódico muestra que a la altura de la escalera 6 ha desaparecido la suficiente materia fina como para mostrar una masa compacta de arena, su base de gravilla y algo de roca. Esto, por más que se empeñen en el Ayuntamiento, es algo que no se había visto antes. Así pues, el equipo municipal de gobierno sigue poniendo cara de póquer, pero quienes no somos optimistas por naturaleza nos tememos lo peor: que la playa de Gijón haya sido desgraciada para siempre. Pero incluso siendo un poco optimistas -sin llegar a la candidez o a la obtusidad mental-, lo que sí parece claro es que el arenal de la villa de Jovellanos ha sido dejado de la mano de Dios. Veamos: primero, la Autoridad Portuaria sacó del fondo del mar arenas que no valían para relleno (tarea obligada después de la magna ampliación de El Musel); segundo, el Ayuntamiento mandó parar y adujo que ya se verá lo que se puede hacer; y, tercero, Demarción de Costas (Ministerio de Medio Ambiente), tiene ahora la pelota en su tejado, pero todavía no ha dicho ni oste ni moste. En resumen, se acaba este mandato municipal dentro de nada y nos dejan otro «pancho» (como el metrotrén y varios asunto más), aunque el de la playa podría ser el más gordo y grave en términos geológicos.